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Ir al bar nos hace más creativos, concretamente un 15% más. Y lo sabemos gracias a la Ley Seca

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Ir al bar nos hace más creativos, concretamente un 15% más. Y lo sabemos gracias a la Ley Seca

Sí, si tú también eres uno de los que cree que ha gestado alguna de sus mejores ideas junto a unos cuantos botellines con un grupo de amigos, este artículo es para ti. El investigador Michael Andrews, doctor de economía por la Universidad de NorthWestern, ha encontrado la mejor forma de constatar empíricamente cómo de importantes son nuestros bares para el avance de la sociedad: analizando el efecto de la prohibición del alcohol en las grandes y pequeñas ciudades estadounidenses con la llegada de la Ley Seca.

Al parecer la literatura académica ya ha cuantificado en varias ocasiones la influencia de las conexiones formales, ya que es más fácil recabar los datos de innovación en entornos controlados, como son las reuniones laborales o los encuentros entre profesionales de una industria. Pero hasta ahora, según Andrews, a nadie se le había ocurrido cómo cruzar información para poder apreciar por qué intuimos, y mil anécdotas atestiguan, que es cuando estamos relajados y no hay intercambios forzosos cuando surgen algunas de las mejores ideas.

Pero antes, un poco de contexto:

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A finales del siglo XIX empieza lo que se conoce como la era de la “democratización de la invención”. Crear ya no era una tarea exclusiva para los aristócratas, sino algo también disponible para cualquier ciudadano, independientemente de su clase. Cualquiera podía poner sobre la mesa y en la oficina de patentes la última novedad revolucionaria.

El objeto de estudio son los saloons, o bares. Como describe Andrews, agujeros infectos fuertemente masculinizados donde los hombres se ponían agresivos y se deshacían las rigideces sociales. Según el investigador, en esta época en Estados Unidos se bebía más de lo que se ha bebido antes o después en ningún otro momento de la historia, y más aún en las urbes industrializadas, con una importante masa obrera, mucha de ella inmigrante, y una gran mezcolanza de ideas.

El Movimiento por la Templanza era, como sabemos, uno fuertemente promovido por los grupos que no eran bienvenidos en estos espacios, curas y mujeres. Más allá de la cuestión moral, es comprensible: además de que muchos hombres se dejaren los ahorros de la familia en la taberna y de que la violencia intrafamiliar estaba en máximos, circulaba lo que se conocía como la “sífilis de la inocente”. Esposas que quedaban infectadas por esta ETS porque sus maridos habían hecho algo más que beber cerveza. Otra función de los bares, como ahora, es que eran sitios de fuerte movilización política. Por eso, cuando las clases privilegiadas vieron que podrían beneficiarse del cierre de estos lugares, apoyaron la doctrina abstemia.

Statelibqld 2 394057 Crowd Gathered Outside The Queensland Prohibition League Building On Edward Street To Watch A Military Parade Brisbane 1927 Liga de mujeres por la prohibición.

Sea como fuere, la prohibición del consumo de alcohol entró primero como elección estatal y después como imposición nacional. Esa diferencia de plazos de implementación de la medida ayuda a Andrews a comparar los estados donde la implantación fue más orgánica (estados "secos") y dónde fue una abrupta imposición (estados "húmedos") que limitaba la vida social de sus gentes. Dónde los ciudadanos se fueron acomodando a buscar nuevos espacios de socialización y dónde se encontraron de la noche a la mañana sin ningún sitio al que ir después del trabajo.

Y por eso el impacto de la pérdida de lugares de intercambio de ideas son los primeros años, cuando el pueblo aún tiene arraigada la costumbre de la taberna como punto de encuentro y no ha encontrado alternativas.

Sin cerveza el pueblo pierde la cabeza

One Half Mile Of Barmen Along Yonge Street During The Prohibition Parade La marcha de la media milla de los barman en contra de la prohibición en Canadá.

Al meollo: el impacto de esta limitación en la creatividad regional tuvo un efecto directo de un 15% menos de patentes que se agravaba cada año hasta estabilizarse después de tres años desde que llegó la prohibición. Ese 15% es una media ponderada, ya que los resultados varían, según el autor, entre un 6 y un 18% menos de patentes por año, dependiendo de la muestra de los datos usados.

Para evitar un posible error entre correlación y causalidad, el investigador ha cruzado los datos también para constatar que las innovaciones perdidas no estaban vinculadas al ámbito alcohólico o de restauración nocturna. No, no es que se dejasen de crear patentes del bebercio, sino que los hombres estaban menos creativos en general.

Otra prueba de que se trata de una disrupción relacionada con las reuniones informales y los puntos de encuentro es, precisamente, la brecha de género. Esa disminución de inventiva afectó exclusivamente al número de inventos patentados por hombres, los asistentes a los bares, mientras que el número de patentes de mujeres se mantuvo estable en todo ese período, pues ellas no perdieron ese espacio de socialización.

La conclusión de este trabajo no es que beber aumente la creatividad, (entonces la cultura árabe no habría evolucionado jamás y España o Rusia habrían dado nacimiento a una revolución cultural), sino que las conocidas como reuniones informales tienen una importancia real y medible que todas las economías que quieran fomentar el i+d nacional deberían cuidar: los bares, pese a sus efectos negativos, pueden reportar muchos efectos positivos.

Así que sí, por absurdo que parezca tener que quedarse a las copas del afterwork por orden de los jefes, puede que tenga todo el sentido si tu empresa se dedica a tareas relacionadas con la creatividad. Lo que cabe plantearse es si tal vez estas reuniones deberían contabilizar como horas productivas por las que exigir una subida de sueldo.

SA Interior de un café londinense en el siglo XVII.

La tesis de Andrews también la defiende Ignazio Cabras, profesor de emprendimiento en Northumbria, Newcastle. En una serie de encuestas a los ciudadanos de la Inglaterra rural de municipios pequeños (inferiores a 5.000 habitantes), demuestra que los pueblos que mantienen al menos una taberna tienen vínculos sociales más fuertes que las comunidades que carecen de ellos, y son espacios que van ganando importancia a medida que avanza la despoblación rural: cuantos más locales de actividad cotidiana van cerrando, más peso social gana el pub.

Y sin ser exactamente el mismo asunto, también los académicos han demostrado la importancia del café en nuestro estado evolutivo: sin su llegada tal vez no habría existido la Ilustración, o al menos no habría avanzado tan rápidamente como lo hizo, como expresó el historiador Joseph Priestley. Nada como las sustancias que alteran el estado químico de nuestro cerebro para hacer progresar a la humanidad.


Pangea, el gigantesco continente único, redibujado en función de las fronteras del presente

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Pangea, el gigantesco continente único, redibujado en función de las fronteras del presente

Descompuesto hace más de 175 millones de años, Pangea fue el último de los diversos continentes unitarios, totales, que se formaron y rompieron a lo largo de la historia geológica de la Tierra. Y además de ser el más reciente, es el único del que tenemos un conocimiento preciso. Sabemos de su contorno, de sus formas, del puzzle completo en el que encajaron los actuales continentes y subcontinentes del planeta. De ahí que se haya convertido en una singular pieza pop.

Tan exacto y preciso es nuestro conocimiento sobre las formas de Pangea que hoy, tantos millones de años después, somos capaces de reproducir nuestras actuales fronteras políticas sobre su superficie. Es lo que hizo el artista italiano Massimo Pietrobon para Brilliant Maps, el popular repositorio sobre cartografías y mapas de toda condición. En aquel, se repartían los dos centenares de estados constituidos sobre el terreno argamasado de Pangea, un continente sin fisuras.

El resultado es interesante en tanto que nos permite componer a través del presente las diversas piezas del rompecabezas tectónico que es la Tierra. El encaje más evidente corresponde a Sudamérica y África: de reorganizarse Pangea, la totalidad de la costa brasileña se ensamblaría con el Golfo de Guinea y la mayor parte del litoral atlántico africano. La hipótesis da buena medida de la brutal extensión de Brasil, capaz de abarcar un terreno que conduce de Liberia a Namibia.

La costa pacífica de Sudamérica también se vería alterada. Norteamérica caería sobre el Caribe y Centroamérica, a los que desplazaría hacia el sur y constreñiría sobre Venezuela, Colombia y Perú. México se fragmentaría y los diversos países del itsmo americano, desde Panamá hasta El Salvador, se repartirían sobre la costa colombiana, ecuatoriana y peruana, privándoles de acceso al mar. Chile, Bolivia, Paraguay y Argentina, por este lado, quedarían relativamente intactas.

También es interesante lo que sucede con África por el norte. El Sáhara y la costa marroquí, senegalesa o mauritana chocarían de frente con la East Coast estadounidense, fundiendo el océano entre ambas. Por lo demás, Canadá y Estados Unidos mantienen su forma: África y América son los dos continentes que, a juzgar por la cartografía, más reconocibles nos resultarían en una mitológica Pangea unificada (de nuevo). Peor suerte correrían Asia y Europa.

La primera se fragmentaría en varias unidades. Oriente Medio, cruce de culturas y puente de paso entre Oriente y Occidente, se desgajaría en su totalidad y quedaría unificado al Cuerno de África. Más al sur, el subcontinente indio navegaría hasta adherirse a Madagascar y el sur del continente africano: la India, Pakistán, Bangladesh, Nepal y, atención, el Tíbet se alejarían irremediablemente del corazón de Asia. China, Japón, Corea y la Indochina se marcharían al norte del mapa.

Pangea Politica

Entre tanto, Europa, descompuesta. Rusia se acercaría a Canadá por el Ártico, y sostendría a parte de Europa central y oriental, llegando hasta Francia y la Península Ibérica, que se encajonaría en el hueco sobrante entre África y América del Norte. De forma efectiva, chocaría con Terranova. Los Balcanes, por su parte, se romperían en dos, quedando la antigua Yugoslavia, Albania y Grecia adheridas a Italia, que a su vez se uniría al Magreb. El resultado es un golfo gigantesco abierto por tan abrupta ruptura, el antaño Mar de Tetis.

Huelga decir que Pangea, de sostenerse en el tiempo, habría reconfigurado para siempre el mapa político de la Tierra y las relaciones que los diferentes humanos habrían entablado entre sí. El mapa sólo es un bonito ejercicio imaginativo en base a las fronteras actuales, tan recientes y arbitrarias. La mera idea de Pangea es más antigua que muchos de los países citados, apareciendo por primera vez de la mano de Alfred Wegener en 1926 y basado en sus trabajos previos.

Se puede observar (y comprar) con algo más de detalle aquí. Y hay una versión interactiva y 3D aquí.

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El Vampiro de Düsseldorf, el sádico asesino que sembró el caos en la Alemania de entreguerras

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El Vampiro de Düsseldorf, el sádico asesino que sembró el caos en la Alemania de entreguerras

En el equipaje de Maria Büdlick el miedo era lo que más pesaba. La joven, de 20 años, había sentido su carga plomiza al subir con su maleta al vagón de tercera clase. Siguió percibiéndolo mientras el expreso traqueteaba rumbo a Düsseldorf. Y cuando al fin se apeó en la gélida estación de la ciudad renana descubrió con un regusto dulce en la garganta que el miedo seguía allí, con ella, como un polizón que hubiera viajado aferrado a su pecho. Büdlick tenía pánico. Pavor. Un terror punzante. Como la mayor parte de los vecinos de Düsseldorf hacia 1930, en realidad.

Durante meses los periódicos de Alemania se habían hecho eco del reguero de cadáveres con el que cada pocas semanas amanecían las calles de la metrópoli. Décadas antes un psicópata, un asesino de prostitutas a quien los tabloides bautizaron Jack el Destripador, había sembrado el caos en Londres. Lo que sucedía en la capital de Renania del Norte era sin embargo mil veces peor.

El criminal de Düsseldorf era un animal salvaje. Su crueldad estaba desbocada. No atendía a patrón alguno, ni siquiera a uno tan primario y bárbaro como el de Jack. Su forma de actuar apuntaba más a una fiera rabiosa que a un hombre. Solo en el último año se había ensañado con mujeres, niñas y hombres. Degollaba, violaba, cosía a tijeretazos a sus víctimas o las molía usando un martillo. Luego a muchas de ellas (como se desvelaría más tarde) les sorbía la sangre.

Büdlick se forzó a pensar en otra cosa. El albergue, por ejemplo. Le habían indicado que una vez en Düsseldorf debía ir directa al albergue de estudiantes. Con la maleta aún a sus pies, entre el constante vaivén de viajeros, familiares y revisores que corrían de un andén a otro de la estación, la joven buscó en los bolsillos de su abrigo el papel en el que había anotado la dirección de la residencia. Con los dedos ateridos (aunque era 14 mayo de 1930 por las mañanas seguía haciendo un frío invernal) tanteó el fondo de sus faltriqueras.

Luego rebuscó en su pequeño bolso de mano. Nada. La nota con el nombre y el número de la calle no aparecía. "¿Te puedo ayudar, joven?". Büdlick dio un respingo. Entre el rugido de las locomotoras y los gritos de los pasajeros, alguien le hablaba a sus espaldas.

Kurten

Antes de poder girase siquiera, la joven vio cómo una mano enguantada la sujetaba del brazo. Todo el equipaje de miedos que la había acompañado durante el viaje a Düsseldorf se le cayó encima. Primero sintió un olor rancio a alcohol. Luego vio aproximarse el rostro de un hombre de facciones angulosas, enmarañada barba pelirroja y una gorra de paño que le cubría media frente. Por encima de la montura plateada de sus lentes, unos ojos de un gris acuoso se clavaban en los suyos.

Büdlick quiso zafarse de la mano del desconocido. A través del abrigo sentía la presión de sus dedos, firme y amenazante. En vez de soltarla, sin embargo, el hombre se inclinó para coger su maleta con la otra mano. Todo lo que ocurrió a partir de aquel instante (relataría Büdlick más tarde a la Policía de Düsseldorf) fue una sucesión confusa e inconexa de cromos, una cinta proyectada a cámara lenta. Los seis actos de una película de terror para la que no había sacado entrada:

  1. Un segundo hombre aparece de la nada. Viste gabán oscuro, corbata y un sombrero fedora bajo el que asoman un par de cabellos peinados con brillantina. Büdlick recuerda su bigote, recortado con pulcritud quirúrgica. Y su rostro empolvado, de un pálido casi lunar.

  2. Los dos desconocidos discuten. El segundo, el del bigote recortado, se agita indignado. Hace aspavientos. El primero le grita. El desconocido que se había acercado a Büdlick coge por las solapas del gabán al segundo y cuando parece que va a empujarlo, opta por alejarse.

  3. El segundo hombre se acerca a la joven. Le pregunta cómo está, qué tal se encuentra. Ella acierta a darle el nombre del albergue. El del bigote se ofrece a acompañarla.

  4. En vez de guiarla al albergue de estudiantes, el desconocido la lleva a su casa. Le ofrece pan. Y leche. Luego se le insinúa. Quiere acostarse con ella. Büdlick lo rechaza.

  5. El desconocido se ofrece, ahora sí, a acompañarla al albergue. Terminan en el bosque. En Grafenberger, a las afueras de la ciudad. Él la empuja, la arroja al suelo y la viola. Sus manos se cierran sobre el cuello de la joven y le presionan la garganta. Todo se vuelve borroso.

  6. Büdlick se aleja tambaleante, rumbo a la ciudad. Vive, de puro milagro.

Peter Kürten, un viejo conocido de la policía

Quién era y qué quería el primer hombre que asaltó a Büdlick al bajarse de su tren es una incógnita. Sí se conoce la identidad del segundo: Peter Kürten, inmortalizado en los anales de la crónica negra de Alemania como el Vampiro de Düsseldorf. Para desgracia de la joven, a su llegada a la ciudad se cruzó con el asesino que desde hacía tiempo sembraba el terror en Alemania. Su mala suerte fue la clave sin embargo para cazar al criminal. Büdlick no solo sobrevivió al ataque. Cuando la policía supo de su historia, la joven pudo aportarles la dirección de Kürten y una descripción detallada de su aspecto, lo que permitió a los agentes elaborar un retrato y salir en su búsqueda.

Kurten El Vampiro De Dusseldorf

Al sentirse acorralado Kürten confesó sus crímenes a su esposa, con la que llevaba casado desde principios de la década de 1920. Según una versión extendida el criminal trazó un plan que da buena muestra de su sangre fría: le pidió a su mujer que lo entregara ella misma a los agentes para que así pudiera cobrar la jugosa recompensa que había fijado la policía. Sea cierto o pura fantasía, nueve días después del ataque a Maria Büdlick los agentes se lo llevaban esposado al calabozo.

En comisaría el Vampiro de Düsseldorf reconoció un historial delictivo que palidecía lo que sospechaban los agentes. Kürten era en realidad un viejo conocido de la justicia alemana. Desde muy joven había dado tumbos por diferentes prisiones para cumplir condenas por robos, deserción, agresiones, fraude, provocar incendios de forma intencionada... Hasta sumar en 1930 cerca de 30 detenciones.

Sus raíces se hienden en el distrito de Köln-Mülheim (Colonia). Allí nació el 26 de mayo de 1883, en el seno de una familia pobre con 13 hijos. Su padre era un operario alcohólico y brutal que estuvo encarcelado tres años por un intento de violación a su propia hija. Para huir de esa realidad Kürten no tardó en lanzarse a la calle. Durante un tiempo vagabundeó y sobrevivió gracias a lo que robaba. En esa época daría sus primeras muestras de sadismo: maltrataba animales y hacía gala de un carácter violento y explosivo.

Dusseldorf Düsseldorf en 1906. (Friedr. Wolfrum/Commons)

Según algunas versiones (de las que se hace eco la Enciclopedia Britannica) con menos de diez años habría asesinado a dos de sus compañeros. Supuestamente los ahogó mientas se bañaban en el río. En la década de 1890 se mudó con su familia a Düsseldorf, donde continuó delinquiendo y mantuvo una breve relación con una prostituta. A los 14 años estuvo a punto de estrangular a una joven.

Cuando Kürten tenía 30 años, el 25 de mayo de 1913, dio un paso más en la espiral de barbarie en la que había convertido su vida. Tras colarse en una casa descubrió que dentro dormía una niña que no pasaba de los 15 años. Aunque lo que Kürten buscaba eran objetos de valor para robar, al toparse con la joven sacó su cuchillo y la degolló. En un principio la policía culpó del crimen a su padre, el desconsolado Peter Klein. La razón: el "vampiro" había dejado en el lugar del crimen un pañuelo ensangrentado con sus iniciales bordadas (PK), las mismas que las del padre de la víctima.

Apenas 24 horas después del crimen, Kürten habría regresado a la taberna en la que trabajaba Klein para regodearse con los comentarios de los parroquianos que hablaban del asesinato. Su sadismo le llevó incluso a visitar la tumba de la pequeña. Meses después su navaja se cobraba otra vida: la de Gertrud Franken, una joven de 17 años que tuvo la mala fortuna de cruzarse en su camino.

Una espiral continua de asesinatos

Durante los años siguientes se sucederían crímenes igual de terribles. Una de las razones que supuestamente llevaba a Kürten a asesinar era el placer que le producía ver la sangre de la gente que mataba. Para perpetrar sus ataques empleaba tijeras, martillos, estrangulaba... Entre sus víctimas se cuentan dos hermanas de cinco y 13 años a las que engañó primero y asesinó y mutiló después. El apodo de Vampiro de Düsseldorf lo ganó porque en ocasiones chupaba la sangre de los cadáveres que dejó en su deriva criminal.

Dusseldorf A Principios Düsseldorf a principios del siglo XX. (Stadtbild Deutschland)

La oleada de asesinatos más frenética la protagonizó entre febrero y noviembre de 1929, cuando cometió una serie de matanzas brutales. En su frenesí envió incluso un mapa a la policía de Düsseldorf (algo en lo que siguió los pasos de Jack el Destripador) en el que indicaba el punto en el que había arrojado el cadáver de una niña. Su sadismo desató el terror en la ciudad. Se cuenta que la comisaría recibió cientos de miles de denuncias con nombres de sospechosos.

Después de darle caza tras el ataque a Büdlick, la justicia le sometió a un juicio que generó expectación. Una de las personas que siguió su caso con más atención fue el psiquiatra Karl Berg. Los detalles relatados por Kürten le permitieron escribir The Sadist (1932), un clásico de la criminología. El análisis del galeno concluía que el "vampiro" era un psicópata sexual que mataba por puro placer. Su carrera delictiva dejó otros dos legados: ayudó al desarrollo de la criminología, en especial la rama que se centra en el estudio de los asesinos en serie, y sirvió de base a la película M, estrenada en 1931 por Fritz Lang y protagonizada por el genial actor Peter Lorre.

Cuando la policía lo detuvo, Peter era, a ojos de sus vecinos, un tranquilo chófer de camiones casado con una mujer respetable desde principios de la década de 1920

Durante los interrogatorios Kürten confesó cerca de setenta crímenes, entre asesinatos, violaciones, agresiones e incendios provocados. Las crónicas aseguran que uno de sus placeres secretos consistía en prender fuego a casas abandonadas con la esperanza de ver salir corriendo por la puerta a vagabundos envueltos en llamas. La visión de la sangre de sus víctimas (aseguró Kürten ante los expertos) le producía un irrefrenable placer sexual.

M Lang "M", de Fritz Lang, se basa parcialmente en Kürten.

Para comprender el delirio asesino del Vampiro de Düsseldorf es importante recordar que pasó buena parte de su vida entre rejas o condenado a trabajos forzados. Los expertos especulan con la dimensión que habría alcanzado su carrera criminal si hubiera permanecido más tiempo en la calle. Su habilidad para mantener una doble vida era proverbial. Cuando lo encarcelaron, para sus vecinos Kürten era un simple chófer de camiones, casado con una mujer respetable y sin más peculiaridad que un extravagante gusto por empolvarse la cara para ocultar su edad.

Tras escuchar la escalofriante historia de Kürten el jurado tuvo clara su sentencia. En apenas hora y media decidió castigarlo con nueve penas capitales. El asesino no apeló. No se revolvió contra su destino, ni se crispó. Esperó paciente y tranquilo hasta el día fijado por el juez para ejecutar la condena, el 2 de julio de 1931.

Dos anécdotas quedan para la historia. La primera, su opípara última voluntad. Kürten pidió que le sirvieran un copioso banquete que según algunos consistió en Wiener Schnitzsel, un famoso plato vienés que tiene como base el escalope, y según otros en patatas y salchichas. Sí se sabe con más certeza que lo regó todo con un buen vino. La segunda anécdota enraíza en la actitud con la que el Vampiro de Düsseldorf subió al patíbulo. Antes de apoyar el cuello en la guillotina miró a su verdugo y le murmuró con calma:

Dime... después de que me corten la cabeza, ¿aún podré escuchar, al menos por un momento, el sonido de mi propia sangre brotando del tocón de mi cuello?

La sed sanguinaria de Kürten se secó la madrugada del segundo día de julio de 1931, en Colonia, cuando una hoja metálica segó su nuca. Faltaban apenas 12 meses para que el partido nazi de Adolf Hitler se convirtiera en el más votado de las elecciones parlamentarias y solo un par de años para que Alemania y Europa entera se sacudieran con la Segunda Guerra Mundial.

Fascinados por la personalidad del asesino, los especialistas en criminología y anatomía pidieron que les entregaran la cabeza cercenada del criminal. La justicia no vio inconveniente. Hoy su cráneo (cortado a la mitad y colgado de un gancho giratorio) se exhibe como curiosidad en el Museo Ripley's de Wisconsin Dells, en Estados Unidos, a cientos de miles de kilómetros de su ciudad de origen. La pieza descansa tras una cristalera junto a un cartel que explica la historia del asesino que atemorizó a Alemania y cuyo final precipitó una joven de 20 años.

La hazaña de Domingo Fontán: un mapa de Galicia del siglo XIX increíblemente exacto

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La hazaña de Domingo Fontán: un mapa de Galicia del siglo XIX increíblemente exacto

Un caballo, un cuaderno y unos cuantos instrumentos cartográficos le bastaron a Domingo Fontán para construir una historia tan épica como desconocida. Este geógrafo entregó más de 20 años de su vida a realizar una obra adelantada a su tiempo: la Carta Geométrica de Galicia; un mapa que retrata el territorio con un rigor que, en muchos lugares, no se consiguió superar hasta que el ser humano pudo enviar satélites al espacio. Y este gallego lo logró en 1834.

Domingo Fontán Rodríguez nació en Porta do Conde, una aldea del municipio de Portas, en Pontevedra, el 17 de abril de 1788, un año antes de la Revolución Francesa que acabaría influyendo de forma decisiva en su formación. Su tío Sebastián, sacerdote en la villa de Noia, había acogido en la parroquia a un grupo de religiosos franceses que habían huído de su país. Y gracias a ellos, años después, Domingo aprendió sus primeras nociones de francés e inglés.

En 1800, siendo un niño de 12 años, Fontán se matricula en Filosofía en la Universidade de Santiago de Compostela. Asiste a clases de numerosas ramas de las Humanidades y las Ciencias Exactas, y pronto da muestras de su capacidad para el estudio. Con apenas 24 años, en 1812, ya es catedrático substituto, y poco después se convertiría en catedrático titular.

Fontan Domingo Fontán. (Commons)

Uno de sus profesores, José Rodríguez, era un matemático de referencia internacional, autor de algunos de los trabajos que definieron el sistema métrico decimal. Y también hoy olvidado y desconocido en Galicia y España. En 1808, está documentado que Rodríguez presentó ante la Junta Suprema Central del Reino el proyecto para elaborar un mapa general de España, que al final no vio la luz debido a la Guerra de Independencia, la conflictividad política y los encargos que Rodríguez recibió del extranjero (entre ellos, la oferta del zar Alejandro I para dirigir el observatorio de San Petersburgo, que acabaría rechazando).

¿Cómo se hizo la carta?

"Toda nación civilizada que desea la prosperidad de su país debe tener a la vista un diseño exacto de este", dejó escrito Rodríguez en el proyecto encargado por el gobierno. Su discípulo Fontán grabó a fuego aquellas ideas en su memoria. Y quiso dotar a su tierra, Galicia, del rostro que ayudaría a entenderla (y entenderse) mejor. Un palomar del Pazo de Sobrecarreira fue el campo del pruebas donde empezó todo. En este lugar, situado cerca de la ciudad de A Coruña, el geógrafo comenzó a trazar ángulos con sus aparatos y su plancheta, y a anotar los accidentes geográficos que veía en el horizonte para luego calcular sus distancias.

Carta Geometrica Vigo A la altura de Vigo.

Aquí Rodríguez también jugó un papel clave. El maestro de Domingo había traído de sus viajes por Europa algunos de las herramientas cartográficas más precisas y modernas de aquel momento, así como las obras de los geógrafos de referencia en el continente. Y como Rodríguez, Fontán utilizó también el sistema métrico decimal, algo que en España apenas se hacía en aquel momento. Todo ello se notó al realizar aquellas pruebas; y todo parecía ir sobre ruedas.

Hacía falta, sin embargo, un punto de partida para ubicar aquellas medidas en un determinado punto de la Tierra. Y Fontán escogió un lugar simbólico, que además quedaba a sólo unos pasos de su casa en la rúa do Vilar de Santiago: la Berenguela, la torre del reloj de la Catedral, sería la primera estación desde dónde mediría el resto de la Carta Geométrica de Galicia.

Fontan Carta La presentación de la carta. (Manuel Rey)

"Encontré la latitud de la Torre de la Catedral por más de 144 observaciones astronómicas de la Polar, y por otras 200 de Orión y por alturas meridianas del Sol", anotó en sus cuadernos de trabajo. Ya tenía ubicado su punto de partida. Pero faltaba otra pata importante: una recta con una medida exacta, que fuese el primer lado de los múltiples triángulos con los que iba a construir el mapa. Lograr esto en Galicia, un territorio ondulado, escarpado y con pocas llanuras, era complicado. Pero consiguió trazar esta línea al norte de la ciudad de Santiago, entre Boisaca y Formarís.

Además, para facilitar el trabajo, Domingo Fontán decidió dividir Galicia en dos partes, la oriental y la occidental. Comenzó por el oeste, y pocos años después se centró en terminar la parte este, para la que trazó otra recta en O Corgo, cerca de Lugo. Y midió también las zonas fronterizas con Portugal, Castilla y León y Asturias, para facilitar una posible extensión de la Carta al resto de la Península.

Carta Geometrica Ferrol A la altura de Ferrol.

Era un trabajo que requería una enorme precisión, correcciones constantes y que, sobre todo, obligaba a recorrer palmo a palmo el terreno para no dejar ningún detalle al azar. En la época en la que vivió Fontán, Galicia era uno de las zonas más pobladas de la península Ibérica. Y además, como aún ocurre hoy, su población es muy dispersa (según el INE, la mitad de los núcleos de población de toda España están en Galicia).

Así, Fontán y sus ayudantes ocasionales se subían a lo alto de las montañas, de los campanarios de las iglesias, anotaban los ríos, los puentes, las posadas, las ferias, las herrerías, los monasterios... Más de 27.000 kilómetros cuadrados que el geógrafo pisó casi metro a metro. Cada estación era un vértice para trazar una nueva rama de triángulos, y era también un nuevo trazo para conocer mejor Galicia. Todo quedó registrado en la Carta.

A bastantes kilómetros de distancia, su hermano Andrés, muy ligado a Domingo durante toda su vida, hacía un trabajo indispensable para el éxito del proyecto. Todos los días, a la misma hora, Andrés y Domingo tenían un cometido. A nivel del mar, en Noia, el primero calculaba la presión y la temperatura; y mientras, el geógrafo hacía los mismos cálculos en la estación donde estuviera situado. De esta manera, se podía calcular la altura de los vértices en los que se encontraba Domingo, lo que hacía el mapa aún más exacto.

Del terreno al papel

Cuando terminó de recorrer Galicia, Fontán tuvo que afrontar la siguiente fase del proyecto: poner sobre el papel los miles de anotaciones que había hecho durante años. En diciembre de 1834, al fin, después de diversos obstáculos y múltiples revisiones, la regente María Cristina vio de primera mano el manuscrito de la Carta, y autorizó los trabajos de grabado.

Replica Un ejemplo de la versión de 1834.
Revia 2

Sin embargo, habría que esperar aún 11 años más para que el rostro de Galicia pudiese empezar a difundirse por el país. Las dificultades económicas y técnicas para realizar el grabado (ya que la carta tenía unas dimensiones considerables) obligaron a Fontán a viajar a París. En estos años, el geógrafo mejoró aún más una obra de ya enorme precisión. Las correcciones y nuevos cálculos que enviaba al taller de París fueron constantes.

Y por fin, en 1845, fue posible sacar una tirada de cientos de ejemplares que viajaron hasta el puerto de A Coruña, para repartirse desde allí por Galicia y España. Hoy, algunas de estas copias del grabado presiden lugares de referencia en Galicia, como el Parlamento, la Real Academia Galega de la lengua, la Facultad de Geografía de Santiago, donde estudió y dio clase Fontán, o la casa-museo del escritor Otero Pedrayo, uno de las figuras de la cultura gallega que más admiró a Fontán, y que utilizaba la Carta como guía de viajes para moverse por Galicia.

Anotaicones Las anotaciones de las que se valió Fontán. (Manuel Rey)

A pesar del enorme esfuerzo que supuso componer una obra de esta magnitud, la vida de Domingo Fontán no se limitó a la Carta. Tal y como cuenta su tataranieto César Camargo, que hoy gestiona la Fundación que lleva el nombre del geógrafo, "harían falta varias vidas para vivir lo que él vivió". Al año siguiente de presentarle su mapa, la regente María Cristina lo nombre director del Real Observatorio Astronómico de Madrid.

Fue también político, y entre 1836 e 1843 obtiene el acta de diputado en las Cortes por Pontevedra, Lugo y A Coruña. También fue empresario al heredar una fábrica de papel en Lousame, cerca de Noia, que administró durante años. Y en sus últimos años, el geógrafo también pudo ver cómo el mapa comenzaba a ser una herramienta para el desarrollo de Galicia que tanto anhelaba. La primera línea de ferrocarril, entre Cornes, cerca de Santiago de Compostela, y Carril (Vilagarcía de Arousa) se proyectó en base al consejo de Fontán y a su mapa. Participó en el diseño de la vía y fue uno de sus concesionarios.

Carta Geometrica Pontevedra A la altura de Pontevedra.

Sin embargo, no la vio terminada. El 24 de octubre de 1866, siete años antes de la inauguración de la primera línea de tren de Galicia, Domingo Fontán fallecía a causa de una cistitis en el balneario de Cuntis, muy cerca de su aldea natal de Porta do Conde.

Desde 1988, los restos del autor de la Carta Geométrica de Galicia descansan en el Panteón de Galegos Ilustres, junto a Rosalía de Castro, Castelao y otras figuras clave de la cultura gallega. Sin embargo, su figura ha pasado desapercibida en amplios sectores de la sociedad. Y en el resto de España es un absoluto desconocido, a pesar de haber trazado el primer mapa científico de la península Ibérica, que tardó mucho, mucho tiempo en ser igualado.

En los últimos años, sin embargo, varias obras han rescatado la importancia de Fontán, como antes ya habían hecho Otero Pedrayo o Castelao. La novela Fontán, de Marcos Calveiro, y el ensayo Otra idea de Galicia, de Miguel Anxo Murado, han dado que hablar de nuevo sobre la magnitud de su figura. Y este año, la Real Academia Galega de Ciencias honrará al cartógrafo el 8 de octubre, con motivo del Día da Ciencia en Galicia, que recordará la vida y la obra del autor del célebre mapa con actos institucionales y actividades de divulgación.

Carta Geometrica Santiago A la altura de Santiago.

Hace un par de años, en la herramienta cartográfica que la Xunta de Galicia utiliza para conocer y administrar el territorio, se rindió homenaje a Fontán. Junto a todas las capas realizadas (el vuelo americano de los años 50, imágenes por satélite, los mapas más precisos que se han hecho gracias a la ortofotografía aérea) estaba superpuesta la Carta Geométrica de Galicia. Sorprende ver la exactitud de sus medidas y de la ubicación de los lugares que marcó Fontán respecto a lo que registraron más de 100 años después unas herramientas que costaron millones de euros. La Carta se desvía apenas unos cientos de metros.

Y en este mismo visor se puede comprobar otro detalle que ennoblece aún más la figura de Fontán. Por encima de todo el rigor científico, el geógrafo quiso marcar para siempre en la Carta el lugar de dónde vino. Si nos acercamos a Porta do Conde, su aldea, podremos leer la única licencia que se concedió después de más de 20 años de trabajo. Allí, entre paréntesis, bajo el nombre del lugar, está escrito "Patria del autor".

Se pueden ver todas las partes del mapa aquí.

Carta Completa

¿El motivo por el que Napoleón fue derrotado en Waterloo? Puede que un volcán en Indonesia

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¿El motivo por el que Napoleón fue derrotado en Waterloo? Puede que un volcán en Indonesia

Waterloo supuso el fin de Napoleón y el inicio de la leyenda. Su derrota propició la caída del mito, del general todopoderoso que logró argamasar al ejército más efectivo y letal de su tiempo y que derrotó uno a uno a todos los estados europeos que osaron anteponerse en su camino. La batalla, además, puso fin al largo periodo de conflictos bélicos iniciados por la Revolución Francesa en 1789. Tras Waterloo regresó la paz, el orden absoluto, las fuerzas de la reacción.

Aquel status quo se mantuvo incólume durante al menos medio siglo y, en el camino, cimentó el orden geopolítico mundial que sólo saltaría por los aires por obra y gracia de la Primera Guerra Mundial. Durante décadas, mirar hacia Waterloo implicaba mirar hacia el inicio del mundo cognoscible, hacia el estado de las cosas por defecto, hacia el equilibrio de poderes sociales y políticos dibujado en Viena. Era una leyenda, la última gran batalla. La última gran derrota.

¿Qué lo motivó? Quizá un volcán en Indonesia. La loquísima teoría surge de un trabajo reciente realizado por el investigador Matthew J. Genge del Imperial College londinense. En él, ilustra cómo la ceniza, el piroclasto y las columnas eruptivas de los volcanes pueden llegar tan alto como a la ionosfera. Hasta ahora, el conocimiento geológico convencional asumía que las partículas emitidas por una erupción llegaban hasta la estratosfera (50.000 metros), pero no más allá.

Genge se vale de modelos matemáticos simulados por ordenador para demostrar que la ceniza, cargada electroestáticamente, puede llegar hasta la ionosfera y alterar sus delicados equilibrios climáticos, favoreciendo una inusual formación de nubes y el desplome de las temperaturas. Es algo que hemos oído en ocasiones anteriores con motivo precisamente de la Revolución Francesa: los volcanes tienen capacidad de sobra para reventar el tiempo tal y como lo conocemos (durante un determinado periodo de tiempo). La cuestión es, ¿hasta dónde llega su influencia?

Monte Tambora La tumba de Napoleón, el Tambora. (Georesearch Volcanedo Germany/Commons)

Según Genge, tan lejos como Valonia, Bélgica. Uno de los aspectos más interesantes de su trabajo es el increíble efecto perturbador que la erupción del volcán Tambora tuvo en los cruciales acontecimientos bélicos de Europa durante el verano de 1815. Como se anota desde Smithsonian, es cierto que los registros continentales apuntaron hacia dos veranos consecutivos de particular rareza: llovió más de lo habitual y las temperaturas cayeron en demasía.

Si bien sería 1816 aquel apodado célebremente como "el año sin verano", los efectos de la erupción del Tambora pudieron sentirse también en 1815. Los metereólogos británicos, por ejemplo, señalaron la sorprendente frecuencia de las lluvias durante aquel periodo estival. Y tal circunstancia se repitió a lo largo de todo el norte de Europa, incluyendo los frentes donde Napoleón, de regreso tras su breve exilio de cien días, aspiraba a revertir el orden europeo de forma definitiva.

Llueve en Waterloo, pierde Napoleón

Corría junio de 1815 y el emperador renegado, declarado un hombre ajeno a la ley por las potencias europeas, juntaba ejércitos y sumaba efectivos en la frontera norte de Francia. Bonaparte aspiraba a acabar con los pequeños ejércitos aliados, prusianos y británicos, antes de que las grandes figuras europeas aglutinaran todo el potencial de la Séptima Coalición. Por lo tanto, debía atacar de forma rápida y brutal, impidiendo a Wellington y Bülow juntar sus efectivos en el corazón de Bélgica.

El punto clave resultaría ser un pequeño pueblo a las afueras de Bruselas llamado Waterloo. Los ejércitos coaligados de Wellington (fundamentalmente efectivos británicos) y prusianos de Bülow se encontraban en el norte de Valonia, aún distantes entre sí. Napoleón provocó el repliegue de Wellington hacia las afueras de Waterloo, en torno a unos pequeños escarpes, mientras enviaba a Emmanuel de Grouchy tras varios batallones prusianos en huida aparente hacia Lieja, al este de las posiciones de Wellington. Napoleón aspiraba a aislar a los británicos.

Wellington De Buen Rollo Wellington de buen rollo dándole las gracias a un volcán en Indonesia. (Jan Willem Pieneman/Commons)

Fue entonces cuando el volcán entró en juego: las lluvias sistemáticas de los días previos habían embarrado el campo de batalla hasta el punto de impedir el avance efectivo de Napoleón hacia las posiciones de Wellington. Los historiadores del momento y los teóricos militares apuntan y recuerdan este hecho: obligado a frenar las ofensivas contra los británicos por el barro, en espera hasta que se secara el terreno, Napoleón entregó a las tropas prusianas un tiempo crucial.

Cuando el ejército imperial inició su ofensiva, Wellington logró defender su posición durante las suficientes horas como para que Bülow, inicialmente a varios kilómetros de allí, llegara desde el flanco derecho y acabara con cualquier esperanza francesa. Las tropas napoleónicas, superadas en número y presionadas críticamente por Prusia, terminarían perdiendo la batalla. ¿La habrían ganado de no haber mediado las lluvias y el barro?

La pregunta es una incógnita que los defensores de Napoleón siempre han esgrimido a la hora de justificar su derrota. Teóricos posteriores como Carl von Clausewitz negarían la mayor, apuntando hacia los propios errores de Napoleón: su error consistió en obligar a Grouchy a perseguir a las tropas prusianas, una decisión que alejaría a sus soldados lo suficiente como para hacerlos inútiles en Waterloo ante un eventual ataque de Prusia desde el flanco. Como así sucedió. Cuando Napoleón necesitó a Grouchy para contener a Bülow, este estaba demasiado lejos.

Barro Todo esto era barro, hijo mío. (Adrian Farwell/Commons)

Es posible que el volcán provocara las lluvias que obligaron a Napoleón a retrasar el inicio de sus operaciones y que fatalmente le impediría asfixiar a Wellington antes de la llegada de Bülow. Es una divertida teoría, pero poco más. A largo plazo, la posición de Francia y de Napoleón era igualmente insostenible. Su derrota en Waterloo provocaría la definitiva invasión de Francia por parte de la Séptima Coalición y el regreso al orden establecido por las fuerzas absolutistas.

Sea como fuere, la historia de Napoleón y el Tambora casa bien con otras investigadas por la ciencia histórica con anterioridad. Otros estudios, por ejemplo, apuntan al volcán Lakagígar, en Islandia, como uno de los factores remotos críticos para explicar la Revolución Francesa. Su erupción en 1783 habría provocado una serie de estaciones extremas (calor, niebla, elementos tóxicos) que habrían reventado la agricultura del continente europeo. En Francia, la escasez y el hambre posterior acumuladas durante un lustro impulsaría el descontento popular de la revolución.

Fue un factor más dentro de una amplia panoplia de acontecimientos históricos gestados en el largo plazo. La historia casi nunca tiene explicaciones tan sencillas.

Napo Napoleón regresando triunfante de Elba sin saber que el destino de la historia estaba en manos de una montaña indonesia. (Charles de Steuben/Commons)

El propio Tambora habría servido para toda clase de inspiraciones artísticas entre los románticos europeos entre 1815 y 1816, teniendo un papel crucial en la gestación de Frankenstein. Lo contamos en su momento: la pequeña comitiva encabezada por Mary Shelley, Lord Byron, Percy Bysshe Shelley, John Polidori se refugió en una mansión cerca de Ginebra, en Suiza, del inclemente no-verano causado por el volcán. De aquella reunión surgirían un par de clásicos de la literatura universal, destacando por encima de todos la obra de la genial Shelley.

Lo interesante de la teoría de Genge es que los efectos de los volcanes van mucho más allá de lo que solíamos asumir hasta ahora, y que su estudio ayuda a comprender el proceso. Napoleón pudo maldecir al Tambora y la lluvia, pero en su derrota influyó, ante todo, su desmedida ambición.

¿Quién descubrió Altamira? El tatarabuelo de Ana Botín, las pinturas; Modesto Cubillas, la cueva

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¿Quién descubrió Altamira? El tatarabuelo de Ana Botín, las pinturas; Modesto Cubillas, la cueva

Ayer se cumplieron 139 años desde que Marcelino Sanz de Sautuola hallara en el interior de la cueva de Altamira el conjunto de pinturas prehistóricas más sorprendentes del continente europeo. Lo hizo junto a su hija, María, explorando una gruta cántabra en la que tan sólo aspiraba a encontrar viejas herramientas de sílex y restos humanos. Sautuola publicaría sus hallazgos poco después, para pasmo y escarnio de la comunidad arqueológica internacional, que no le creyó.

La rehabilitación de Sautuola y de Altamira llegaría décadas más tarde, cuando diversos estudios profesionales (Sautuola no era arqueólogo o geólogo, tan sólo empresario y terrateniente) ponderarían con justicia el valor inmarcesible de las pinturas cavernarias. No vivió para disfrutar del reconocimiento en vida, pero su familia, entre cuyos herederos se encuentra Ana Botín, actual presidenta del Banco Santander, sí: ayer Google celebró la efeméride con un precioso Doodle.

Tan feliz hecho causó no poca controversia en las redes sociales (esto es, Twitter) cuando Botín hizo referencia tanto al hito de su antepasado como al homenaje de Google: "Se cumplen 139 años del día en que mi tatarabuelo Marcelino y su hija María fueron a la Cueva de Altamira buscando restos de huesos y sílex, y se encontraron con nuestra joya del arte paleolítico". Hasta aquí, todo normal. Lo sorprendente fue la reacción desencadenada a un, a priori, inocente tuit.

Diversos usuarios comenzaron a citar y a responder a Botín reclamando la autoría del descubrimiento a un humilde aparcero y tejedor asturiano afincado en los alrededores de Altamira, Modesto Cubillas. Algunas de las reivindicaciones, que trazaban un relato moral donde un acaudalado burgués cántabro se aprovechaba durante siglo y medio del fortuito descubrimiento de un anónimo labriego local, sumaron miles y miles de retuits, alcanzando una difusión muy superior al comentario original de Botín. Se abría una batalla por el relato de Altamira.

El oficial, en efecto, señala siempre a Sautuola y su hija como las dos personas que se toparon por primera vez con las pinturas. Así se cuenta en las reseñas que el New York Times dedica desde hace años a tan majestuosa cueva, en los libros de texto escolares, en la propia página web dedicada a Altamira y hasta en la Wikipedia anglosajona, probablemente la más profesional y fiable de cuantas se hayan escrito. ¿De dónde salía Modesto Cubillas y quién descubrió realmente Altamira?

Sautuolas Marcelino Sanz de Sautuola y su hija, María. (Commons)

La respuesta es más o menos simple, y lleva resuelta décadas, pese al candor con el que se debatió ayer en Twitter. Modesto Cubillas (Modesto Cobielles Pérez según su partida de nacimiento en el concello de Llanes, Asturias) descubrió la cueva; Sautuola las pinturas.

Lo que va de 1868 a 1879

En 1868, Cubillas paseaba con su perro de caza por los alrededores de Altamira cuando el animal quedó atrapado entre los matorrales. De forma fortuita y al ir a liberarlo, Cubillas abrió la puerta del mayor tesoro arqueológico de la península ibérica. Sin embargo, no entró, quizá desinteresado por lo que pudiera hallar en su interior. En su lugar, corrió a notificar el hallazgo al hombre que le arrendaba algunas tierras, Marcelino Sanz de Sautuola, cuya afición geológica era conocida entre los locales.

Cantabria es tierra de cuevas y grutas, la mayor parte de origen kárstico. Fue su carácter como refugio durante las duras glaciaciones la que permitió que diversas culturas prehistóricas florecieran en el interior de sus cavidades, a resguardo de las inclemencias. Cuando Sautuola escuchó las noticias que llegaban desde Santillana del Mar, no les prestó demasiada atención: Cantabria estaba repleta de recovecos semejantes, y no parecía urgente explorarla o investigarla.

Pasarían los años hasta que Sautuola, de excursión con su hija, decidiera introducirse en aquella gruta hollada por primera vez por Modesto Cubillas. La había rondado superficialmente entre 1875 y 1876. Cuando se adentró en la oscuridad, en 1879, lo que descubrió no fueron los huesos y las herramientas rudimentarias que andaba buscando (fascinado como estaba por la explosión de restos dispuestos en la Exposición de París, que había visitado), sino extrañas formas conservadas nítidamente en las húmedas paredes de la cavidad. Bisontes, ciervos, jabalíes.

Ltamira Manos (Commons)

Sautuola publicaría sus ideas sobre Altamira al año siguiente en el escrito "Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander". Lo expuesto resultó de gran interés para Juan Vilanova y Piera, veterano paleontólogo español, y juntos difundieron la buena nueva. El nutrido grupo de arqueólogos y paleontólogos franceses que se contaba a la vanguardia de la incipiente ciencia hizo caso omiso de los descubrimientos, impensables entonces, y los catalogó de fraude. Era imposible que aquellos dibujos, tan bellos, se hubieran creado miles de años atrás.

Como quiera que Altamira impactó a la comunidad científica, la cueva se convirtió en motivo de desvelos para la opinión pública nacional y europea. El debate sobre su auténtico origen no se cerraría hasta décadas después, y Sautuola pasó o bien como un majadero que había falsificado los dibujos de la gruta o bien como un pobre inocente al que alguien, más hábil, había engañado. No todo el mundo opinaba así, y en 1881 el mismo rey Alfonso XII visitó Altamira.

Para entonces nadie se acordaba ya de Cubillas, el primer hombre que se asomó al abismo prehistórico en Altamira. Sautuola era un burgués influyente que llegaría a obtener un escaño por las Cortes generales, y suyo fue el hallazgo de las pinturas. La conversación, obvio, rotaba sobre él, lo que no significaba que Cubillas se hubiera olvidado de aquel día de 1868 en el que acudió al rescate de su perro. Consciente de ello, decidió escribir al monarca aprovechando su paso por Santillana del Mar. La carta se puede leer hoy aquí:

A S. M. el Rey Alfonso XII, el que suscribe con el más profundo respeto expone: Que soy el único y verdadero descubridor de la cueva de Altamira, que V.M. ha visitado y el que se la hizo ver a varias personas, entre ellas al señor don Marcelino Sautuola, actual diputado provincial del distrito a la que la caverna pertenece. Que soy natural de Celorio, concejo de Llanes, provincia de Oviedo, y vecino de Puente Avíos, del Ayuntamiento de Ongayo. Que tengo de edad sesenta y un años y soy un labrador pobre, que con grandes dificultades adquiere algo de lo más indispensable para la vida. Que si la cueva tiene algún mérito, como si no lo tiene, yo soy el primero que la vio en la edad presente, y quien dio ocasión, por tanto, para que adquiriese el hallazgo la celebridad que hoy tiene. Si V.M. cree que merezco algún socorro, a V.M. se lo suplico. Soy de VM. humildísimo y leal súbdito, que a Dios pide conceda larga vida a vuestras MM. y AA. Torrelavega, setiembre 14 de 1881. M. Cuvillas

Bisonte (Commons)

Cubillas, un campesino pobre de solemnidad como tantos otros millones en el campo español, pedía al rey caridad. "Que s la cueva tiene algún mérito", cosa que no se sabía por entonces, se le reconociera a él, no a Sautuola. La misiva de Cubillas es una reivindicación intelectual por el descubrimiento de Altamira y también un grito de socorro, aunque es improbable que Alfonso XII le prestara la más mínima atención. La disputa por el hallazgo tiene otro siglo y medio.

Entonces, ¿quién la descubrió? Sin lugar a dudas, Cubillas es el hombre al que cabe responsabilizar por la cueva. Sin sus indicaciones, Sautuola jamás se habría introducido en ella y habría dado con las pinturas. Pero el valor intrínseco de Altamira no es la cueva en sí (común hasta el punto de pasar once años desapercibida pese a haber sido notificada), sino las pinturas. Los murales rupestres. Y su encuentro y posterior divulgación es responsabilidad de Sautuola.

Es un hito forjado a medias entre ambos hombres, en cualquier caso de forma fortuita. Ana Botín lleva y no lleva razón cuando lo reivindica para su tatarabuelo. Y quienes reparan el nombre de Cubillas llevan y no llevan razón cuando lo reivindican para el labrador.

Los 300 gays: la historia del ejército de amantes homosexuales de Tebas

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Los 300 gays: la historia del ejército de amantes homosexuales de Tebas

Esta es la historia de una de esas raras y semi desconocidas innovaciones militares del pasado, la del ejército de amantes que ayudó a Tebas a mejorar su posición política.

La mayoría de la literatura acerca de este cuerpo de élite nos ha llegado por los textos de Plutarco, aunque también otros aristócratas y poetas de aquellos tiempos, como Heródoto y Tucídides, han dejado constancia de su existencia. Algunos historiadores piden que seamos prudentes con las fuentes, ya que se sabe que Plutarco era un escritor moral con más apego por las alegorías que por la veracidad de los hechos.

Parece bastante firme que en la primavera de 375 a.C. un aristócrata llamado Górgidas forjó el Batallón Sagrado de Tebas. Seleccionó a 150 de los jóvenes más preparados del pueblo tebano, independientemente de su clase social, y a cada efebo se le asignó un heniochoi (conductor o amante) que actuaría tanto como tutor como de compañero sexual. La propia gimnasia en la que se instruían muchos ciudadanos griegos contenía partes de pedagogía homosexual, con lo que este hecho en sí no era demasiado escandaloso.

Lo que sí convertía al Batallón en algo distinto era su concepción emocional de las relaciones entre soldados. Escribió Plutarco:

Los miembros de las tribus o clanes no sienten gran preocupación por sus parientes en tiempos de peligro, pero una banda unida por los lazos del amor es verdaderamente indisoluble e irrompible, ya que tanto los amantes como los amados se avergüenzan de ser deshonrados en presencia del otro, y cada cual se mantendrá firme en los momentos de peligro para proteger a su acompañante.

Los 300 novios de la muerte

En teoría, los soldados mayores adiestrarían en combate y rectitud social a los jóvenes (estos amantes adultos estaban muy bien vistos en Grecia, y Platón los definía como “amigos inspirados por Dios”). El vínculo entre ambos ayudaría a mostrar una fiereza suicida en combate para eliminar rápidamente cualquier amenaza que pudiese terminar con su compañero. También, si caía uno de los dos, el otro se pondría rabioso, lo cual beneficiaría a los tebanos en la batalla.

Vistas las ventajas, la legislación tebana apoyó el proyecto y permitió la financiación de este destacamento, que a diferencia de otros no tendría que realizar ningún otro trabajo en momentos de paz. Estaban dedicados en cuerpo y alma a la lucha. Se cuenta que en sus entrenamientos practicaban tanto la lucha como la danza.

Espartaco Muerte de Espartaco.

Algunos poetas los describieron como uno de los ejércitos más temibles. Hubo tres importantes batallas para el Batallón Sagrado de Tebas: la batalla de Tegira, la de Leuctra y la de Mantinea. Tegira fue la prueba bautismal de nuestro batallón, capitaneados por Pelópidas y enfrentándose a las fuerzas espartanas en Orcómeno (Beocia). No sólo eran los espartanos el grupo armado más mortífero de la región helénica de aquel momento, sino que sus hombres sobrepasaban en número a los tebanos (aunque las cifras exactas no están claras, variando según el cronista de una proporción de 4:1 a 2:1).

Les vencieron. Los espartanos, confiados, cargaron contra esa formación rival anormalmente densa. El Batallón mató a sus líderes, y el resto de militares, desconcertados ante unas tropas en igualdad de fuerzas que ellos mismos, abrieron filas esperando que los tebanos pasaran y escaparan, pero Pelópidas ordenó usar esa apertura para flanquear y diezmar a los espartanos. Ante el mayor éxito en la historia reciente de Tebas, el general mantuvo al Batallón como unidad táctica diferenciada en el resto de batallas posteriores.

Thebes 1 Ruinas de la antigua ciudadela tebana de Cadmea.

Los eventos de Leuctra fueron similares, dominando al enemigo espartano. Se considera al Batallón Sagrado de Tebas como el único ejército que ha sido capaz de derrotar a los espartanos en combates en los que éstos les superaban en número, arrancándoles la hegemonía e incluso el orgullo. Así, durante 33 años los amantes tebanos fueron los señores del panorama bélico.

Todo cambió cuando llegaron los macedonios, Filipo II y su hijo Alejandro (que años después sería el Magno). En 338 a.C., en Queronea (338 a. C.) la infantería macedonia hizo trizas las tropas atenienses. Según los relatos, sólo quedaban los tebanos, que lejos de achantarse defendieron hasta su último aliento lo que quedaba de la ciudad, que fue finalmente conquistada. Según Plutarco, Filipo, al ver a los cientos de hombres caídos, dijo en señal de respeto hacia ellos: “muera el hombre que sospeche que estos hombres hicieron algo inapropiadamente”.

Dudas históricas sobre la homosexualidad en Grecia

Akhilleus Patroklos Antikensammlung Berlin F2278 Aquiles y Patroclo, una de las parejas gays más famosas de la historia clásica.

No podemos extraer si esa expresión de Filipo nacía de la desavenencia que los macedonios tenían con sus enemigos o con la naturaleza amorosa de su ejército, pero sí podemos añadir algo de contexto:

El estudio de la homosexualidad en la Antigua Grecia por occidente se ha ocultado y retrasado durante muchos siglos. Sólo desde los años 70 empezamos a tener trabajos más o menos documentados sobre ello. Se sabe, por ejemplo, que ha habido problemas con la interpretación ética de sus costumbres. Así, donde Platón citaba la homosexualidad como algo “antinatural” con el cariz condenatorio, otros lo han traducido como “fuera de lo común” en el sentido de rareza.

Hay quien dice que Platón condenaba el sexo gay entre varones adultos, mientras que otros interpretan de sus textos que hacía llamadas a la prudencia y la ocultación de estos actos como parte de su visión filosófica de la vida moderada y virtuosa, donde los deseos no deben nunca dominar al hombre.

Ninos Guerreros De Esparta Antigua Grecia Niños guerreros de Esparta.

Parece claro que la homosexualidad, especialmente la que se daba entre un efebo y un aristócrata mayor, formaba parte de la estructura social y del día a día de muchos pueblos griegos. También que había una normalidad a la hora de que hombres y mujeres hablasen del deseo que les suscitaban otras personas de su mismo sexo. Pero también se ha visto que el pueblo llano, al atender comedias, se reía de los homosexuales.

De ahí que la interpretación más extendida es que, dada la misoginia griega (la asimilación del hombre como todo lo bondadoso y la mujer como representación de la bajeza), los homosexuales activos no tuviesen problemas mientras que del que adoptase el rol pasivo se podía enfrentar al estigma de haber cultivado cierta feminidad. Lo vergonzoso era ser el receptor del sexo anal.

Por eso no sabemos si el Batallón Sagrado de Tebas fue criticado o no en su día por la naturaleza homosexual de su constitución. Dos mil años después, sólo se sabe de otro ejército que haya permitido y potenciado el amor entre soldados de su misma clase: para el próximo día, la historia de los amantes samuráis.

Cerebros hirviendo hasta explotar los cráneos: el horror mortal provocado por el Vesubio

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Cerebros hirviendo hasta explotar los cráneos: el horror mortal provocado por el Vesubio

Todos tenemos un sitio donde viajar si un día se inventa la máquina del tiempo. Yo tengo, además, un sitio al que no volver ni loco: agosto del año 79 después de Cristo. Concretamente, en las inmediaciones del Vesubio. Y no porque no me guste el Imperio Romano. Al contrario, porque me gustaría tanto que me explotaría la cabeza. Literalmente.

En aquel verano el enorme volcán hizo una de sus peores actuaciones. El Vesubio destruyó Pompeya en medio de gigantescas oleadas piroclásticas, pero no sólo Pompeya. En Herculano, una pequeña villa junto al mar, más de 300 personas se refugiaron de la erupción. Sin demasiada suerte. Hoy sabemos cómo murieron: hirviendo en su propio jugo.

Una muerte terrible, una fracción de segundo

Mientras realizaban un análisis de 103 esqueletos recuperados en Herculano, varios arqueólogos del Hospital Universitario Federico II encontraron un extraño residuo mineral rojinegro en los huesos. Por estar, estaba incluso dentro de los cráneos y permeaba la ceniza que rodeaba los esqueletos.

Herculaneum Waterfront Chamber Skeletons

Tras análisis espectrométricos y microscópicos, descubrieron que ese era el tipo de residuo que aparecería cuando la sangre hierve y se convierte en vapor. Es decir, se trataba de “la primera evidencia experimental convincente que sugiere la rápida vaporización de los fluidos y tejidos blandos”.

Porque eso cuadraba con el hecho de que la mayoría de los huesos estuvieran fracturados y mostraran daños similares a los que se ven en los huesos incinerados. Todo indicaba una exposición extrema al calor: algo previsible. Lo que no se esperaba era lo que encontraron al examinar los cráneos.

Lo que se encontraron encajaba con "el resultado combinado de la exposición directa al calor y el aumento de la presión de vapor intracraneal inducida por la ebullición cerebral". El resultado de todo eso se resume en cuatro palabras: "la explosión del cráneo", explicaban los autores.

Eso dibuja un escenario terrible. Una oleada piroclástica de unos 500 grados atravesó Herculano a unos 200 kilómetros por hora y arrasó todo a su paso. Según los arqueólogos, las 300 personas que se hacinaban tratando de escapar del Apocalipsis se lo encontraron de frente calcinados (evaporados) en una fracción de segundo. Dentro de aquel infierno, no fue una mala muerte.


Alguien ha resumido 2.600 años de historia de la filosofía en un completísimo mapa interactivo

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Alguien ha resumido 2.600 años de historia de la filosofía en un completísimo mapa interactivo

Decía Schopenhauer que el mundo empírico carece de sentido y propósito. Algo que Nietzsche y después Heidegger ampliarían: sólo nuestra voluntad nos impulsa en este mundo sin sentido y lleno de sufrimiento. Sartre iba un paso más allá para negar la mayor: si no hay sentido, no existe Dios, y por tanto somos libres de crear nuestros propios valores; de esta forma, y contrariamente a lo que habían deducido otros pensadores, la existencia precede a la esencia: determinando nuestros valores estamos creándonos a nosotros mismos. Camus le daría la razón: de acuerdo, no podemos encontrarle sentido a la vida, pero el análisis de la historia de las rebeliones demuestra que la naturaleza humana sí existe e influye en nuestro mundo.

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No es que esté haciendo gala de mis conocimientos. En realidad me he limitado a traducir y leer una página, pero una en la que podemos perdernos casi en la totalidad de la historia del pensamiento occidental. Deniz Cem Önduygu, graduado en arte y aficionado a la filosofía, ha organizado una gigante herramienta de pensamiento que sirve como para para viajar por los 2.500 años de la historia de la filosofía.

Son 100 autores esenciales, ordenados cronológicamente, con sus grandes ideas indexadas. Y lo más importante: con un sistema de conexiones interactivas que sirve para ver cómo se conectan o refutan las ideas de cada filósofo a lo largo de los años. Muchas de las aportaciones vienen unidas al origen de la cita, por lo que también puedes consultar la bibliografía de la que Önduygu se ha valido. Como modesto estudiante, el joven además recuerda que no se trata de ningún experto, y pide a los lectores que, en caso de ver alguna imprecisión en los planteamientos filosóficos, se lo hagan saber para corregirlo como es debido.

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Pero no parece que vaya a ser el caso. Su trabajo es tan exhaustivo que parece que todo estaría correcto. Se trata de una herramienta que cualquier estudioso y docente debería conocer y recomendar, consultarlo cuando haga falta como fuente. Es fácil que un profesor nos resuma los principios de Kant en 18 puntos esenciales, pero ya no lo es tanto expandir este pensamiento antes y después en el tiempo para ver cómo las ideas dialogan a lo largo de la historia entre sí.

Filo3

Cojamos una de las hipótesis más populares de la historia del conocimiento: para Platón, nuestro objetivo en la vida debería ser penetrar en el pensamiento oculto en la realidad. Ir más allá de las sombras que se nos proyectan en la caverna. Aristóteles contradijo a su maestro: de nada nos sirve “filosofar” si nos alejamos de la experiencia concreta.

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San Agustín y Santo Tomás de Aquino se centraron en la experiencia sensorial: mientras que el verdadero conocimiento sólo conoce de un mundo atemporal e inmaterial (como, por ejemplo, las matemáticas), nuestros sentidos nos conducen a la ilusión, y para nuestra desgracia el conocimiento racional se adquiere a través de la vista, el oído, etcétera. Kant manifestaría esta paradoja de otra forma: somos incapaces de acceder al reino de las cosas tal y como son. Nuestros sentidos siempre influirán en nuestro modo de percibir la materia.

En definitiva, se trata de un mapa interactivo en el que pasar horas y horas viendo las rimas que los hombres más preparados de cada tiempo han creado a lo largo de los siglos sobre las grandes preguntas de la humanidad. Como advierte su creador, será mucho mejor que utilices un navegador para sumergirte en su página infinita. Un link para guardar en favoritos y que consultar siempre que nos haga falta.

Cómo la CIA financió la adaptación a película de Rebelión en la Granja para hacer propaganda anticomunista

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Cómo la CIA financió la adaptación a película de Rebelión en la Granja para hacer propaganda anticomunista

Rebelión en la granja, uno de los clásicos más populares de la literatura del siglo XX, el libro que que llevan leyendo la mitad de los preadolescentes anglosajones de los últimos 70 años, no es exactamente lo que nos habían contado. Hasta donde llegaba el comentario escolar, se trata de una fábula satírica que nos pone en aviso de la corrupción a la que conduce el poder. Los cerdos de este cuento consiguen expulsar a los hombres opresores del recinto animal sólo para, poco a poco, terminar caminando a dos patas. Se obliga al grupo a abandonar el sueño de una comunidad igualitaria y permitir el dominio porcino sobre gallinas, caballos u ovejas bajo el dogma "todos los animales son iguales, pero unos más iguales que otros". Mismo perro con distinto collar.

La metáfora política era obvia para los lectores de 1945, como también para cualquiera que se haya acercado después conociendo un mínimo del contexto de la obra. Se trata de un ensayo antiestalinista, un despliegue psicológico del proceso de revolución forzosa que el líder ruso impuso sobre su población. Pero George Orwell, escritor de la novela, no se olvidó de señalar ambos frentes: para la granja era tan tirano el gobierno de los comunistas como el de los capitalistas, representados en la distante figura del señor Jones. Dependiendo de si queremos hacer una lectura pesimista u optimista, podemos llegar tanto a la conclusión de que el pueblo llano no encontrará nunca justicia o de que debe comprometerse a fondo con una revolución, esta vez sin dejarse llevar por los cantos de sirena de líderes moralmente corruptos como Stalin.

Animalsfarmnapoleo 3096032a Large 30q2ms5o1xoxq55c83x62o Un cerdo llamado Stalin.

Avanzamos en el tiempo nueve años. Orwell ha muerto y alguien está adaptando su historia a la gran pantalla. A una película animada que verán miles, si no millones de niños. La compañía Halas and Batchelor nace en Londres en 1940 para dar salida a toda la producción de propaganda bélica de Gran Bretaña, y años después contacta con ellos el director norteamericano Louis de Rochemont. Les dice que tiene los derechos de la obra de Orwell y una idea muy avanzada del guión.

Como explicaría la periodista Frances Stonor Saunders para su libro La CIA y la guerra fría cultural, y confirmaría también la propia agencia, Louis de Rochemont actuaba como tapadera para la agencia de inteligencia estadounidense. Ellos fueron los auténticos productores del filme. Halas and Batchelor contó con 300.000 dólares de presupuesto y 80 animadores a su cargo para poder realizar la obra, aunque el guión incluía algunos retoques con respecto a la obra original del escritor.

Primero y por encima de todo, en la nueva versión animada el régimen del cerdo Napoleón (alegoría de Stalin) no debía ser igual al de los humanos, sino “peor y más cínico”. En segundo lugar, Snowball, el cerdo que luchó contra Napoleón y que representaba los valores troskistas, no debía parecer tan justo y equitativo como en la novela. Si Snowball parecía "inteligente, dinámico y valiente" en el texto original, ahora debía ser un "intelectual fanático cuyos planes, si se hubiesen llevado a cabo, habrían llevado a un desastre no inferior que al que los animales llegaron bajo el régimen de Napoleón". Los animadores aceptaron las sugerencias y todo ello se ve reflejado en la película final.

La Guerra Fría cultural, demonizando a Stalin

Photograph Of Central Intelligence Agency Cia Director George Bush Discussing The Evacuation Of Americans From Beirut With President Gerald R Ford During A Meeting In The Cabinet Room

Porque sí, la Guerra Fría también se luchó en el campo cultural. Orwell y su película se convirtieron así en parte del engranaje cultural con el que Estados Unidos se mostraba al mundo como eje capitalista pero abierto de ideas, promocionando indirectamente a una masa de intelectuales de izquierdas pero democráticos y anticomunistas (en episodios puntuales ahí estuvieron Nabokov o Hannah Harendt), válidos para la ideología capitalista.

En los tensos 50, cuando ambos bandos aún estaban equilibrados, los estadounidenses temían que el comunismo cautivase a los europeos, como en Italia o especialmente en Francia, donde una parte de los intelectuales y jóvenes simpatizaban con el régimen socialista y había una mirada más o menos equidistante con los sistemas a ambos lados del telón. En los años 70 el propio país americano difundió papeles con los que se explicaba su programa financiero de eventos como el Congreso por la Libertad de la Cultura, de la revista Encounter, o su versión española Cuadernos para la Libertad de la Cultura.

Otros ejemplos de esta propaganda norteamericana fue la influencia de la CIA a la hora de incorporar secundarios negros en sus películas, ya que un reproche típico del comunismo era hablar del racismo del pretendido país de la libertad. Por esta misma razón también se promocionaron económicamente los tours de Louis Amstrong por todo el viejo continente.

El doblepensar de Orwell

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Orwell, cuyo nombre real era Eric Blair, era hijo de aristócratas británicos, y en su juventud se alistó a la policía imperial, lo que le llevaría a hacer servicio en Birmania. Al ver los horrores del imperialismo británico empezaría a coquetear con ideas socialistas. Homenaje a Cataluña es el resultado de los años que estuvo al lado de anarquistas y republicanos luchando contra el franquismo, aunque el cóctel de vertientes ideológicas era enorme, él se sentía cercano a posiciones leninistas y sobre todo troskistas.

Con los años, y con la deriva stalinista, se distancia ideológicamente de Rusia, pero no de la mirada izquierdista o al menos reformista. Orwell es también el escritor de 1984, obra posterior a Rebelión en la Granja, y ahí donde el Gran Hermano era el Papá Estado que todo lo ve y que crea Ministerios de la Verdad o el doblepensar puede estar el rostro de Stalin, pero también de cualquier otro Estado autoritario que abuse de su poder de control de la ciudadanía.

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Paradojas de la vida, Orwell también se traicionó, o hizo algo cercano a esto, momentos antes de su muerte en 1950. Cuenta Timothy Garton Ash, director del Centro de Estudios Europeos, en Oxford, que Orwell delató a un buen puñado de sus compañeros de izquierdas en una lista negra de “38 criptocomunistas” que acabaría en manos de la formation Research Department (IRD), una sección semisecreta que la Foreign Office y parte del sistema propagandístico estadounidense. La hipótesis más cercana es que Orwell estaba enamorado de una mujer de izquierdas a las órdenes del IRD que pidió al escritor que le ayudase a luchar contra la propaganda estalinista lanzada por el Cominform soviético.

Realmente nunca sabremos por qué la escribió, pero el hecho es que identificó a 38 personalidades, entre ellas Charlie Chaplin o el historiador E. H. Carr, que le parecían dignos de vigilancia por sus ideas. Sólo con un año de distancia de cuando escribió su obra magna contra la intolerancia, él mismo ayudó a luchar contra esa libertad de pensamiento y a apoyar a un todopoderoso Estado vigilante.

Lo que está claro es, después de todos estos años, quién ha ganado. Próximamente veremos una nueva adaptación de Rebelión en la Granja, después de que Netflix haya adquirido sus derechos.

Españoles de la historia que han vestido OK

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Españoles de la historia que han vestido OK

Que España ha aportado grandes nombres al mundo de la moda es algo de sobra conocido: Balenciaga, Paco Rabanne o Manolo Blahnik son algunos de los nombres que nos vienen a bote pronto. Pero, ¿qué españoles podemos decir que han vestido de punta en blanco? Si una piensa en las pinturas más famosas que cuelgan en el Prado, nombres como los del general Torrijos, desafiante ante su destino e impecablemente vestido o la duquesa de Alba, vestida (o no) de maja, podrían ser candidatos al podio de los mejor vestidos de la historia de España.

Aquí te proponemos otros cuatro candidatos.

Leonor de Toledo, outfits fechos al itálico modo

Leonor De Toledo

El de Leonor, hija de Pedro Álvarez de Toledo, constituye uno de esos casos excepcionales dentro de las aristocracia europea: A pesar de que su matrimonio fue pactado, Leonor tuvo la suerte no solo de ser guapa rica y estar bien posicionada, sino que el suyo fue un matrimonio largo, feliz y monógamo con uno de los hombres más importantes del Renacimiento: Cosme I de Médici, duque de Florencia y gran duque de Toscana. Leonor fue por tanto la consorte del hombre más importante de Italia, solamente por detrás (o quizá no) del Papa. Italia, y en especial la corte florentina, vivía en aquellos momentos una auténtica explosión cultural que afectaría a todo Occidente, siendo la ciudad de Florencia el principal centro neurálgico del Quattrocento.

Tanto ella como su marido fueron grandes mecenas de las artes, lo que englobaba, por supuesto, la moda. Leonor tenía más de diez tejedores a su servicio, que había escogido de entre los mejores artesanos de la ciudad, incluyendo a dos mujeres, Francesca Donati y Piera di Lorenzo. Elaboraban para Leonor, su marido y sus hijos los más exquisitos ropajes bordados en oro, plata y perlas, siendo los colores favoritos de la duquesa el bermellón y el violeta, ajelándose así del negro que abanderaría la monarquía española durante el siglo XVI.

Para muestra de lo fabulosa que se paseaba por los jardines del palacio Pitti (que ella mandó construir) basta con echar un vistazo a los retratos de Bronzino (aquí y aquí), pintor de la corte florentina.

Felipe II y Micaela de Austria, back to black

Felipe Elegante

En las últimas décadas se ha discutido enormemente la veracidad de la llamada leyenda negra española, asociada en gran medida al rey Felipe II y que en Alemania y Países Bajos le valió el sobrenombre de "el demonio del sur". Cierto o no, lo que sí podemos afirmar es que Felipe fue el rey del look total black. Y es que Felipe hizo del impecable y pulcro jubón negro sobre camisa su sello de distinción. Muchos han querido ver en ello un signo inequívoco del espíritu bajonero de la Contrarreforma; no obstante, también se ha interpretado esta apuesta estética como una muestra de distinción, elegancia y poder. Al fin y al cabo, Felipe era el emperador de la entonces mayor potencia de Europa. Un auténtico badass.

Mención especial merece su hija, Catalina Micaela de Austria, tan aficionada al negro con su padre y que aparece así y así de estupenda en los retratos de la época.

Eugenia de Montijo. Emperatriz de la moda por sorpresa

Emperatriz

Eugenia de Montijo nació en Granada, ciudad en la que se dice que siendo adolescente una anciana gitana le vaticinó que algún día sería reina. La señora se quedó corta, ya que Eugenia no solo llegaría a ser reina, sino que tras contraer matrimonio con Napoleón III se convertiría e emperatriz de Francia.

La joven aristócrata, además de ser excepcionalmente hermosa, era una mujer inteligente culta y sofisticada que había pasado su juventud viajando por toda Europa y petándolo en todas las cortes del continente. Tanto que el joven emperador galo, durante una recepción en el palacio de las Tullerías a la que acudieron Eugenia y su hermana, decidió que no podía pasar ni un minuto más sin ella. Además de haberse enamorado como un burro, Napoleón había elegido a una mujer que sería la emperatriz francesa perfecta. No en vano su padre, el General Palafox, había luchado a favor de la causa napoleónica durante la guerra de Independencia.

A pesar de que al principio los franceses no estaban muy conformes con una soberana española, pronto Eugenia se hizo muy popular tanto dentro como fuera de Francia. Inspirándose en otra reina conocida por sus atuendos, Maria Antonieta, Eugenia se hizo famosa por su estilo y su extensísimo guardarropa, siendo una de las primeras y más importantes clientas de Charles Frederick Worth, padre de la alta costura. A él le encargaría más de 100 vestidos de lujo solo para un viaje a Egipto. La emperatriz se convirtió en un auténtico icono de moda, hasta tal punto, que las revistas publicaban reproducciones de los vestidos y los peinados que lucía en las fiestas.

También fue una mujer progresista e innovadora, no solo en cuanto a la moda (fue de las primeras aristócratas en dejar de llevar vestidos con miriñaque) sino también por su apoyo a las ciencias (apoyó las investigaciones de Pasteur e impulsó la construcción del canal de Suez) y a las mujeres profesionales francesas. Pero si hoy la mencionamos es por ir siempre hecha un primor. Su amiga, la aristócrata húngara Paulina de Metternich, comentaría esto sobre su aparición en un baile en la corte:

Iba Eugenia vestida con un traje blanco con lentejuelas de plata y portando sus más bellos diamantes. Había dejado caer sobre sus hombros de forma casual una especie estola de color blanco bordada en oro y los murmullos de admiración la seguían como un reguero de pólvora.

Mariano Téllez-Girón, duque de Osuna. La casa y el armario por la ventana

Mariano

A la boda de Eugenia y Napoleón III asistió como embajador en París uno de los españoles que no solo ha vestido bien, sino que presumía de no usar jamás dos veces la misma prenda. El de Mariano Téllez-Girón, XII Duque de Osuna, fue uno de esos casos con los que una puede escandalizarse y maravillarse a partes iguales ante los excesos de la vida privada de una figura histórica. Y es que el duque vivía a todo lo que daba la máquina, abrazando un estilo lujoso y decadente digno de Gatsby la María Antonieta de Sofía Coppola. Mariano se convirtió en heredero muy joven y de forma casi inesperada, debido a la muerte de su padre y a la de su hermano mayor, acaecida poco tiempo después.

Además de una lista de títulos nobiliarios larga como una ristra de longanizas, Mariano heredó una gigantesca fortuna que incluía numerosas propiedades en España y Europa. En casi 40 años se lo había fundido todo. Fiestas, joyas y ocurrencias varias, como tirar una vajilla de oro completa al río Nevá, en San Petesburgo, en una cena ofrecida al zar Nicolás II. Fue durante esta estancia como embajador español en Rusia en donde coincidió con el escritor Juan Valera, que así hablaba de él (y su extenso armario) en su correspondencia:

El duque es incansable y no comprendo cómo no se cae muerto de fatiga. No duerme ni reposa; se viste y desnuda seis o siete veces al día, y no hay fiesta en que no se halle ni persona a quien no visite; con lo cual, y con su grande cortesanía y con toda la larga cáfila de sus títulos, se tiene ganada la voluntad de los rusos. Anoche volvió a casa a las tres o las cuatro de la mañana y a las siete o las ocho estaba ya de punta para ir con el emperador a la caza del oso.

Falleció a los 67 años en Bélgica, en la ruina económica con la que llevaban amenazándole años sus administradores. Las posesiones que restaban al ducado de Osuna fueron subastadas y quedaron desperdigadas, aunque por suerte se conservaron algunas como su gran colección de libros, que fue adquirida por el Estado y que pasó a engrosar los fondos de la Biblioteca Nacional. Pero la memoria de su vida a todo trapo permanece en las crónicas del XIX, que llegaron a recoger un dicho que se volvió popular en la época "ni que fueras un Osuna".

El viaje de Magallanes y Elcano alrededor del mundo, narrado en un asombroso mapa interactivo

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El viaje de Magallanes y Elcano alrededor del mundo, narrado en un asombroso mapa interactivo

Hito universal donde los haya, el trayecto iniciado por Fernando de Magallanes y rematado por Juan Sebastián Elcano tres años después estuvo plagado de incidencias, tragedias, motines, hamnbrunas, miserias, actos bélicos, traiciones y descubrimientos. En el camino, los 244 marinos que iniciaron el trayecto una mañana de agosto de 1519 se dejaron la vida, y también la gloria, en busca de un objetivo por entonces incierto: dar la vuelta al mundo.

El viaje es aún hoy una historia alucinante. Los cinco navíos que partieron de Sevilla habían quedado reducido a uno a su regreso en 1522, y los más de 200 hombres enrolados bajo bandera española se habían convertido en apenas 18. Todos ellos famélicos y delgados como jamás un hombre lo haya estado, como describiría Elcano, pero todos ellos vivos, al fin y al cabo. Y firmantes de un hecho inigualable: circunnavegar la Tierra por primera vez.

La travesía se prolongó durante más de tres años, una auténtica odisea. Como era habitual, todos los pasos datos por la expedición fueron anotados en diarios de navegación y viaje, una extraordinaria labor documental (sostenida pese a toda suerte de calamidades) que nos permite hoy saber por dónde navegaron exactamente los navíos. Y mejor aún: que ha permitido a un apasionado en la materia, Tomás Mazón Serrano, trasladarlo a un mapa.

Utilizando Google My Maps y rebuscando en las fuentes documentales que escribieron los responsables de la expedición, Mazón Serrano lanzó hace algunos meses Rutaelcano, un portal donde se pueden leer los entresijos de tan alucinante viaje y donde, por encima de todo, podemos reproducirlo fielmente desde un mapa interactivo. Anotado, completo y también disponible en Google Earth, la cartografía nos pone en la piel de Magallanes y Elcano.

Especialmente del segundo, dado que fue él quien logró terminar la vuelta al mundo cuando Magallanes, en un acto de notoria valentía, murió luchando a unos nativos en Cebú. Para llegar allí tuvieron que bordear la costa portuguesa primero, llegar hasta el por aquel entonces ya conocido Estuario de La Plata, continuar hacia el sur en territorio aún por explorar, hacer varias paradas para sortear el duro invierno patagónico y adentrarse en el Estrecho de Magallanes.

A partir de ahí, la expedición se lanzó a cruzar un océano hasta entonces completamente desconocido para los europeos: el Pacífico: pese a avanzar más de 300 kilómetros diarios, las aguas se eternizaban. El primer punto de tierra firme hollado por los marineros, ya asolados por la ausencia de víveres y el escorbuto, sería Guam, hoy pertenencia de Estados Unidos. A partir de ahí, otra larga exploración por los archipiélagos del Pacífico y el Índico.

Buena Africa El regreso por África.
Buena Loco Regreso Bordeando Australia, surcando el Índico sur para evitar toparse con los portugueses.

El objetivo, las Molucas, las islas donde se encontraban las ansiadas especias a las que España no tenía acceso tras el Tratado de Tordesillas. Aquella firma dividía el mundo en dos mitades: Portugal, más avanzada en su exploración marina de las costas africanas y asiáticas, las conocía y controlaba gran parte de las rutas comerciales. El Emperador Carlos V quería su trozo del pastel. Y para ello encargó a Magallanes su demente aventura a través del mundo.

Muerto el portugués, serían Elcano y Espinosa quienes, cargados de clavo, tratarían de volver a España. Ya sea cruzando el Índico por rutas inhóspitas y desconocidas o ascendiendo al norte dirección Sevilla, ya sobrepasado el Cabo de Buena Esperanza. En el camino pararían en Cabo Verde, donde serían perseguidos por la Armada Portuguesa. Y ya en el tramo final, muy a duras penas, los 18 hombres restantes lograron llegar a Sevilla.

El mapa de Mazón Serrano permite leer cada paso dado por los navíos, y adentrarse hasta detalles fabulosos en los recovecos del Estrecho de Magallanes o en su psicodélico paso por las actuales Filipina e Indonesia. Un ejercicio de exploración histórica inigualable, dado que nos pone en la piel de aquellos marinos que arriesgaron su vida y su suerte a una empresa incierta. Una que, de consumarse, les dotaría de fama, dinero y gloria.

Buena Cebu El trágico paso por Cebú.
Buena Estrecho El crítico paso por el hoy conocido como Estrecho de Magallanes.
Buena Molucas Las Molucas, tan ansiado destino en el que se cargaron de Clavo y en el que uno de los navíos, críticamente dañado, intentó regresar a España de nuevo por el Pacífico. Elcano tomaría la expedición desde aquí.
Buena Giro Final En un ejemplo de audacia, Elcano regresaría a Sevilla no por las Canarias sino por las Azores, pese al rodeo. El objetivo era aprovecharse de las corrientes atlánticas mientras los portugueses le pisaban los talones.

Tras años olvidada en un cajón, la música de los presos de Auschwitz vuelve a sonar

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Tras años olvidada en un cajón, la música de los presos de Auschwitz vuelve a sonar

Auschwitz-Birkenau es probablemente el mayor ejemplo del horror al que puede llegar el ser humano. Durante su pico de actividad, centenares de miles de personas se hacinaban en sus instalaciones esperando, en su gran mayoría, una muerte segura. Allí malcomían, dormían, convivían y trabajaban como mano de obra esclava. Y entre tanto escuchaban música.

Se sabe que los cuerpos de las SS utilizaban pequeñas orquestas musicales en el trasiego diario del campo de concentración. El alto mando nazi juzgaba positiva la utilización de pequeñas piezas para acelerar el ritmo de trabajo (o para acompañar los fusilamientos). Como en un sinfín de otras asuntos cotidianos, el personal alemán era manifiestamente insuficiente para realizar la tarea, por lo que empleaba a los propios prisioneros de Auschwitz.

Nunca tenían opción. La música también tenía una finalidad ociosa para el personal de las SS. A mediados de 1943, por ejemplo, la primera orquesta formal de Auschwitz compuso y comenzó a interpretar una pequeña pieza llamada "Die Schönste Zeit des Lebens" (El tiempo más maravilloso de la vida), basada en una canción de Franz Grothe, por aquel entonces un popular músico y director cinematográfico alemán.

El conjunto interpretaría la cándida composición los domingos, en un pequeño auditorio reservado para las autoridades nazis. La mayoría de los músicos eran polacos (prisioneros políticos, mejor considerados y tratados por los alemanes que los judíos). En algún momento de la historia, sin embargo, la partitura original se perdió, y "Die Schönste Zeit des Lebens" quedó enterrada en un cajón olvidado del museo de Auschwitz-Birkenau.

Hasta ahora. Hace algunos meses, la investigadora y musicóloga estadounidense Patricia Hall viajó hasta Polonia empujada por las posibles joyas musicales guardadas en el archivo del campo de concentración. En su búsqueda se topó con un objeto del que había oído hablar, pero cuyo origen era ignoto: el manuscrito original de "Die Schönste Zeit des Lebens" creado por tres prisioneros: Antoni Gargul, soldado polaco; Maksymilian Pilat; y otra figura aún anónima.

Un bello foxtrot en el horror nazi

Tal y como se explica en Atlas Obscura, se sabe que los músicos de Auschwitz se las apañaron para tocar la partitura con los escasos instrumentos que encontraron a su alrededor. En teoría, la versión original disponía nueve violines, una viola, un trombón, dos clarinetes y una tuba. La recuperación del documento ha permitido a Hall y los músicos de la University of Michigan reconstruir el sonido de Auschwitz. La música surgida del horror.

De forma nada sorprendente, su sonido (es un foxtrot) es amable y preciosista. Aquella pieza, al contrario que otras polkas y ritmos utilizados por los nazis para amenizar el espantoso trabajo al que sometían a sus prisioneros, tenía como finalidad entretener al personal alemán allí reunido. El trabajo de Hall y de su equipo ha consistido en traducir la partitura antigua a un lenguaje musical contemporáneo, de tal modo que músicos de todo el mundo puedan tocarla.

Ellos lo hicieron por primera vez el pasado 30 de noviembre, un hito en el que la música de Auschwitz revivió. "Es lo más parecido a cómo sonaba en el campo de concentración en 1943", explica, ofreciendo otra de las muchas reconstrucciones históricas que se han hecho de tan espantoso rincón de Europa: la musical.

Pese a tener una presencia permamente en la red de campos nazis, no son muchas las grabaciones que sobrevivieron al fin de la Segunda Guerra Mundial. Como se cuenta aquí, había orquestas de todo tipo (en ocasiones compuestas únicamente por mujeres). Los músicos debían estar disponibles tanto para acompañar musicalmente las tareas forzadas como para arremangarse la camisa y trabajar como el resto de sus compañeros.

U M Professor Students Bring Rare Music Manuscript From Auschwitz Archive To Life Manuscript La partitura de "Die Schönste Zeit des Lebens".

De aquellas bandas han sobrevivido testimonios (como la biografía de Helena Dunicz Niwińska, violinista en la orquesta femenina de Auschwitz), imágenes y diversos documentos, recuperados en su día por una exposición temporal del propio museo. Los primeros conciertos se iniciaron en 1941. La orquesta oficial creció poco a poco, sumando hasta cien músicos a mediados de 1942 (junto a otros tantos de la banda sinfónica). Muchos de sus intérpretes se contaban entre lo más granado de Europa.

Los dos compositores de "Die Schönste Zeit des Lebens" identificados por Hall vivieron para contarlo, por cierto. Uno de ellos, Pilat, terminaría en la Orquesta Filarmónica de Gdańsk.

Imagen: Auschwitz Museum

La utopía brutalista: las luces y las sombras del nuevo urbanismo ideado por la Unión Soviética

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La utopía brutalista: las luces y las sombras del nuevo urbanismo ideado por la Unión Soviética

Por Álvaro Corazón Rural y Jelena Arsic.

"Son buena gente —dice un personaje de Bulgakov— pero el problema de la vivienda les ha estropeado" Autobiografía de Moscú, de Tatiana Pigariova.

En junio de 1959 se produjo un encuentro histórico en la URSS. En la American National Exhibition de Moscú, se vieron las caras el vicepresidente del gobierno estadounidense, Richard Nixon, y el premier soviético, Nikita Jrushchov. No fue solo un encuentro destacable por esas dos personalidades, sino porque ambos, ante testigos, compararon y discutieron los avances del sistema capitalista y el comunista.

Para la ocasión, en la exposición sobre su país, los americanos habían montado una cocina como la del hogar medio en Estados Unidos. Nixon hacía hincapié en el lavavajillas, quería presumir de los bienes de consumo que podía producir su economía en un momento en el que los soviéticos, tecnológicamente, iban por delante en la carrera espacial.

La conversación se puede consultar íntegra en los archivos de la CIA. Pasó a la historia como El debate de la cocina. En un momento dado, para desarmar a su oponente, Jrushchov empleó un argumento palmario: "En la URSS, todo lo que tienes que hacer para tener una casa es haber nacido en la URSS".

Sobre el papel era cierto. Lo sabía bien Jrushchov porque lo había decretado él mismo dos años antes. En julio de 1957, anunció que el estado daría prioridad a la construcción de viviendas con la intención de que cada familia tuviese un apartamento no compartido con fecha límite 1970. Entraba dentro del gran anuncio del líder soviético de que la actual generación de soviéticos viviría en el comunismo en 1980. Hasta entonces, lo desarrollarían.

La medida suponía dejar atrás los grandes traumas. La revolución del 17 se había producido durante la I Guerra Mundial. Luego vino la Guerra Civil, después la industrialización forzosa y, a continuación, la II Guerra Mundial. Las viviendas de madera se habían volatilizado como leña para calentarse en aquellos inviernos a la intemperie, buena parte de las demás casas habían sido arrasadas, y los planes quinquenales de Stalin habían atraído a numerosa mano de obra del campo a las ciudades.

La escasez de vivienda era, con diferencia, el problema más acuciante de esa sociedad.

Obolon Kiev Bloques de viviendas en Obolon, Kiev, un microdistrito de nuevo cuño que simbolizaba el proyecto urbanístico de la Unión Soviética. (Konrad Lembcke/Flickr)

Como escribió Mark B. Smith en Property of Communists, la idea que impulsó Jrushchov fue el mayor plan público de construcción de vivienda en masa puesto en marcha en toda la historia de la humanidad, hasta que China desarrolló los suyos tras la Reforma Económica de 1978. En 1960, un 60% de las familias soviéticas vivía en sistemas comunales, komunalkas, apartamentos para varias familias. Como describió Tatiana Pigarovia: "Pisos compartidos donde la cocina y el baño eran comunes y donde podían cohabitar una ex condesa, un chófer, un actor famoso y un alcohólico con tres perros".

El logro del plan Jurshchov fue que en 1974 quedase un 30% de la población en komunalkas. Entre el anuncio de las medidas a la muerte de Stalin y los años 80, se construyeron 2,2 millones de pisos al año. Según Henry W. Morton, autor de The Contemporary Soviet City, aunque la calidad de los edificios y el espacio por persona fuese menor que en occidente, la campaña era "extraordinaria".

Rápido, eficaz y barato: los khruschevki

En un estudio sobre esta política en la ciudad de Leningrado, Stories of House and Home: Soviet Apartment Life During the Khrushchev Years, de Christine Varga-Harris, aparecen cifras muy elocuentes.

La ciudad tenía tres millones de habitantes antes del cerco al que fue sometida por los nazis en la II Guerra Mundial. En 1943, 600.000 personas habían resistido en una ciudad que había perdido cinco millones de metros cuadrados de vivienda. En 1947, esos habitantes, en esas circunstancias, sumados a todos los que retornaron a la ciudad, volvían a ser dos millones. El problema de la vivienda necesitaba una solución inmediata.

La salida pasaba por los sistemas de vivienda industrializada que ya habían aparecido en Occidente. Está acreditado que en 1955 comenzaron las visitas de especialistas en vivienda y construcción soviéticos a Inglaterra promovidas por la Comisión Económica para Europa (CEPE). En septiembre de 1957, los jefes de Planificación, Arquitectura y Construcción de Moscú, Leningrado, Minsk y Kiev llegaron a Londres para informarse sobre reconstrucción urbana de posguerra.

Casa Jruschov Un khrushchyovka en la periferia de Moscú. Al igual que la mayor parte de construcciones rápidas de aquella época, contaba con cinco plantas y amplios espacios públicos a su alrededor. (Artem Svetlov/Commons)

Con las técnicas británicas aprendidas y, muy especialmente, las francesas y las escandinavas, los soviéticos desarrollaron su modelo de apartamento característico de la era Jrushchov, una forma de construcción prefabricada rápida y barata. Jelena Prokopljevic, profesora especializada en arquitectura socialista, explica que hasta entonces el modelo que se había seguido era insostenible: "Las edificaciones estalinistas eran un despilfarro terrible de tiempo y dinero. Las casas eran muy representativas, con decoraciones, columnas, estrellas, balcones... Pero respondían a una fórmula de demostración de poder". En 1954, en la Conferencia Nacional de los Trabajadores de la Construcción, Jrushchov, dos años antes de su discurso abjurando de Stalin en el Informe Secreto al XX Congreso del PCUS, ya manifestó su intención de eliminar todo lo superfluo del diseño arquitectónico para aumentar la productividad y acabar con el déficit de viviendas.

Prokopljevic entiende que hay que separar los discursos de los hechos, pero asegura que sí que hubo un antes y un después tras la muerte de Stalin en materia de vivienda: "Con Stalin ya estaban estudiando el sistema de prefabricación de edificios, para eso hacía falta I+D, fábricas especiales, tipologías de vivienda, modular proyectos y elementos de estructura. Con Stalin no se llegó a desarrollar, aunque es cierto que lo que él mantuvo fueron sus planes de construir rascacielos para demostrar que había ganado la guerra".

Tblisi Ejemplos de "Khrushchyovka" en Tbilisi, Georgia. (James Emery/Flickr)

Con las nuevas técnicas por fin en marcha, se construyeron edificios de apartamentos a millones a lo largo de toda la URSS y los países satélite. Hasta tal punto que, a principios de los 60, los técnicos soviéticos estaban convencidos de que ya habían resuelto el problema de la vivienda gracias a la posibilidad de prefabricar y pegar grandes paneles.

Pero en la URSS el reto era de mayor envergadura como para resolverlo con una producción en cadena de edificios idénticos. Fundamentalmente, por las extremas diferencias climáticas que se daban en todo el país y el riesgo de terremotos en algunas zonas (algo que, según Mark B. Smith, tras la devastación del seísmo de Armenia en los 80, quedó demostrado que no se tuvo en cuenta), pero el Khruschevki, un modesto edificio de cinco plantas, revolucionó el propio comunismo.

Como explica Prokopljevic:

Los khruschevki eran paneles prefabricados de hormigón, un material barato que se podía producir a montones y permite crear estructuras enormes, tenían en teoría algún aislamiento, pero en la práctica la verdad es que no lo había. No obstante, permitía construir muchas casas de forma muy rápida. Ya tenía insertadas las ventanas y las puertas. Incluso se llegó a prefabricar toda la casa y luego montarla como si fuera una especie de Lego. Con varios sistemas, lograron llenar todos los suburbios de viviendas de 50 metros cuadrados. En una primera etapa, se hizo solo con los khruschevki, que tenían cinco plantas porque así, según la normativa, no era obligatorio un ascensor.

Vivienda Kiev Bloques de vivienda más altos en Obolon, Kiev, un microdistrito repleto de "brezhnevki", edificios ideados tras el fin de los planes de Jruschov. (Ken Ohyama/Flickr)

La complicación fue que, en la década de los 60, la población comenzó a aumentar y, al número de matrimonios, había que añadir el de divorcios, que también fue creciendo con los años.

Por lo que el problema de la vivienda, aunque se fuese solucionando, exigía enfrentarse a retos mayores. Según Prokopljevic, es ahí donde entró lo que se conoce por las imágenes recurrentes que se muestran del Este de Europa como "brutalismo" comunista, aunque ellos nunca lo denominaran así: "Los llamados popularmente brezhnevki ya salían de un sistema de producción más desarrollado y permitían entre diez y quince plantas, eran mucho más grandes".

El nuevo entorno urbano soviético

Las viviendas soviéticas intentaron distinguirse del modelo americano, que facilitaba casa y jardín unifamiliar a los trabajadores, mediante el entorno, facilitando guarderías y centros educativos públicos. No obstante, con estas grandes medidas de Jrushchov la población soviética percibió que por primera vez el sistema se preocupaba por el bienestar del ciudadano.

Según Varga-Harris, por fin se aplicaba la tecnología para mejorar la vida, se sentía que los avances que se producían en el espacio podían reflejarse en la Tierra. Esa época se caracterizó por un gran optimismo y entusiasmo a través de los cambios. El objetivo político no era ninguna banalidad, los comunistas tenían que demostrar que había un antes y un después de la revolución, algo que los grandes traumas todavía no habían permitido poner de manifiesto.

En la correspondencia entre ciudadanos y los organismos recopilados por Varga-Harris para su investigación, se veía que los soviéticos exhibían sus logros de guerra y sacrificios por la patria para escalar puestos en las listas de espera por los apartamentos. También había quien escribía para cuestionar si los recién llegados, la mano de obra que venía del campo, se lo merecía o, peor aún, si los millones de presos políticos liberados del gulag durante los años de apertura podían estar en las listas.

Nueva Belgrado Vista panorámica de Nueva Belgrado, uno de los distritos más significativos de la arquitectura y el urbanismo comunista. (mabi2000/Flickr)

Los ciudadanos hacían valer su lealtad al estado a la vez que le exigían que cumpliera con sus obligaciones. Al mismo tiempo, los nuevos vecinos se ponían de acuerdo para plantar árboles en sus barrios y cuidar los jardines. El deseo del régimen de conservar la vida comunal o colectiva sin apartamentos compartidos se había cumplido. Había cooperación activa para vigilar las zonas compartidas, objetivo ideológico de un sistema que había temido a la vida privada.

Esta documentación también refleja, por otra parte, que las quejas sobre los retrasos en la construcción de los edificios y el deficiente acabado de los mismos eran muy frecuentes. Prokopljevic confirma que en Yugoslavia ocurrían problemas similares en la edificación de barrios enteros, como fue el caso de Nuevo Belgrado:

Lo que no funcionó de este sistema fue la calidad de la construcción. Había fallos, las casas podían tener goteras, se levantaba el suelo... No obstante, sobre el plano, eran viviendas de calidad. Todas las habitaciones daban a la calle, la ventilación estaba cruzada, recibían luz del día, todas tenían terraza y, sobre todo, espacios amplios alrededor de los bloques, porque consideraban que el espacio público circundante era también parte de la vivienda. He visto casas peores hechas años después en países capitalistas y occidentales.

Actualmente, en Nuevo Belgrado, el metro cuadrado en partes amplias del barrio es más caro que en el centro histórico de Belgrado. Un paseo por la zona pone de manifiesto a primera vista cuál era el modelo de ciudad socialista. Al paso, se suceden: bloque de viviendas, cancha de baloncesto, colegio, centro de salud, tiendas; bloque de viviendas, cancha de baloncesto, colegio, centro de salud...

Zeolonogrado Pese a su espantosa fama posterior, microdistritos como Zelenograd ofrecían espacios públicos muy amplios y cerrados al gran tráfico rodado. (Artem Svetlov/Flickr)

La idea, concluye Prokopljevic, "era establecer microdistritos, la ciudad socialista, de no más de diez mil habitantes donde todas las necesidades ciudadanas se pudieran resolver a menos de un cuarto de hora andando. Llegó a haber incluso una experimentación mucho más avanzada, que se puede encontrar en las inmediaciones del Sava Centar de Nuevo Belgrado, con intentos de desarrollar la vivienda flexible, un modelo muy experimental en el que los tabiques eran móviles y la gente podía distribuir su apartamento a su gusto, sin necesidad de arquitectos".

El auge de los "microdistritos"

El padre de los edificios prefabricados fue Vitaly Lagutenko. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó en Moscú en el camuflaje de los objetivos de los bombarderos y construyendo refugios con la urgencia de las circunstancias. Tras la contienda, dirigió Mosproject, el primer taller del que saldrían las viviendas por módulos. Las primeras carcasas se acabaron en su fábrica ya en 1947, pero no fue hasta 1956 que se perfeccionó la K-7, de cinco pisos, pero que a veces se fabricó con tabiques internos de solo 4 centímetros de grosor y techos de 2.40 metros.

Su concepción inicial era como vivienda provisional, con una vida de veinticinco años. Aún quedan muchas, aunque desde los 90 se han ido demoliendo donde ha habido dinero para sustituirlas.

En Ucrania está uno de los ejemplos más importantes de integración de este tipo de vivienda en un plan urbano basado en microdistritos: el barrio de Pavlovo Pole en Járkov. El barrio estaba estructurado alrededor de la avenida Lenin, que conectaba directamente con Moscú. En cada microdistrito había una escuela y una guardería rodeadas de jardines. En el perímetro se hallaban las tiendas, servicios como lavanderías o garajes, y los bares.

Obolon Kiev Una vivienda en el microdistrito de Obolon, en Kiev. (Ken Ohyama/Flickr)

El acceso a las urbanizaciones estaba pensado para tranvías, trolebuses, autobuses o taxis. Atravesando el barrio, se dejaron amplias zonas verdes con parques recreativos. En una colina artificial se planificó la construcción de un estadio polideportivo para siete mil espectadores. Un microdistrito entero se dedicó a edificios de investigación científica y las instalaciones médicas se llevaron hasta un bosque colindante.

De 500 hectáreas, 200 fueron dedicadas a viviendas. Cada microdistrito fue concebido para 13.300 habitantes, divididos en cinco bloques de 1.900 a 2.700 personas cada uno. Eran bloques de seis a ocho pisos. Cada uno de estos edificios, tenía debajo un parque infantil, instalaciones deportivas y áreas recreativas.

El microdistrito fue concebido en los años 30 de acuerdo con la ideología leninista, que buscaba eliminar diferencias entre el campo y la ciudad con el objetivo de erradicar el hacinamiento del proletariado

En Yugoslavia, para la construcción del aludido Nuevo Belgrado, la que iba a ser la gran capital política de la federación, 150.000 voluntarios levantaron el terreno cinco metros para evitar que los ríos Sava y Danubio lo anegasen. Los microdistritos fueron de 400 por 400 metros. La red viaria es una cuadrícula, con avenidas que alcanzan los 80 metros de ancho. Hay un gran aprovechamiento de la luz y todos los bloques tienen parques e instalaciones deportivas en su interior.

El microdistrito fue concebido en los años 30 de acuerdo con la ideología leninista, que buscaba eliminar diferencias entre el campo y la ciudad con el objetivo expreso de erradicar el hacinamiento del proletariado en las áreas urbanas, de ahí esa obsesión por la entrada de luz y aire. Claros ejemplos de estos planes son también Zelenograd, en Moscú u Obolon, en Kiev.

Microdistrito Mustamae Mustamäe, microdistrito de Tallinn. (Madis Veskimeister/Flickr)

Sin embargo, la economía no dio para más que para empezar a abordar el problema de la vivienda con estos proyectos, cuya ejecución solía ser más modesta de lo diseñado sobre el plano. El déficit de viviendas nunca llegó a solucionarse completamente y, a partir de la crisis del petróleo, fue a más en todos los países comunistas europeos. En la URSS, los trabajadores que no tenían permiso de residencia, la propiska, no podían establecerse en las ciudades.

Moscú y Leningrado, entre otras capitales, fueron especialmente restrictivas para no convertirse en modelos de crecimiento como el Bombay de la época. No obstante, fuera de sus límites, proliferaron grandes asentamientos de mano de obra no cualificada que mantenía una vida rural, en casas de madera con electricidad, pero sin abastecimiento de agua ni alcantarillado.

El fin y la crítica al modelo soviético

Dentro de las ciudades, el descontento también iba en aumento. Las listas de espera para conseguir un piso se alargaban por más diez años, mientras la corrupción se fue apoderando de las adjudicaciones. El modelo de debate sobre vivienda sirvió, de hecho, para canalizar el descontento. La población no se cuestionaba el sistema, pero emitía quejas airadas por su mal funcionamiento y se atrevía a señalar, con nombres y apellidos, a funcionarios que no cumplían con sus obligaciones.

La ciudad socialista, de todos modos, se extendió por capitales europeas como Bratislava, Kiev, Praga o Varsovia con pocas salvedades. Si acaso, Hungría y Bulgaria fueron las que más permitieron a los ciudadanos construirse sus propias casas, prácticas que fueron erradicadas de las grandes capitales soviéticas a golpe de decretos en los años 60. Para ello, los trabajadores búlgaros descuidaban o hurtaban en muchos casos los materiales de sus centros de producción.

El estado llegó a hacer la vista gorda e incluso a promoverlo con facilidades financieras para que optasen por el do it yourself. La ideología oficial se vio obligada a introducir la figura de la "propiedad personal", un término acuñado con el fin de legitimar la posesión de una casa eludiendo mencionar la proscrita "propiedad privada".

Paks Hungria Construcción de bloques de vivienda en Paks, Hungría, durante los años setenta. (Barna Rovács/Commons)

En el caso húngaro, para hacerse uno su propia casa era obligatorio seguir unos planos que marcaban unos estándares de uniformidad. Estas viviendas unifamiliares se bautizaron como Cubos de Kadar en "honor" al primer ministro János Kádár. Más allá de los chascarrillos populares, si hubo una protesta valiente y directa contra la uniformidad de este tipo de vivienda fue la del rumano Ion Grigorescu. Este artista se fotografió desnudo en 1970 "asfixiado por objetos ordinarios" encajado en su piso socialista de un gran bloque de apartamentos.

No obstante, se preveía que con el paso al capitalismo este modelo de vivienda se degradaría con rapidez en el nuevo sistema. Lo cierto es que no se ha cumplido la premonición. Siguen siendo pisos valorados. En estudios que se han realizado en Tallin, Estonia, por ejemplo, estos barrios han mantenido su nivel socioeconómico y no se han convertido en guetos, como se esperaba.

Además, el interés occidental por esta arquitectura ha ido en aumento, como confirma a Magnet Ana Gale, hija del fotógrafo esloveno de arquitectura socialista yugoslava, Damjan Gale. Su trabajo ha cruzado el océano este verano para una exposición que se realizó en el MOMA de Nueva York, Toward a Concrete Utopia: Architecture in Yugoslavia, sobre la arquitectura socialista de este país, tanto la conmemorativa y monumental, como la pensada para la vivienda.

Prokopljevic asegura también que el interés por el microdistrito como fórmula para optimizar los espacios de la ciudad, se está estudiando cada vez más.

Microdistrict El aspecto de muchos microdistritos no se diferencia demasiado del de algunos proyectos urbanísticos desarrollados en España. (Ken Ohyama/Flickr)

El crítico de arquitectura Juan Diez del Corral, por el contrario, rechaza estos postulados:

La planificación urbana socialista no es que ya se estudiara en los sesenta y setenta aquí, es que... ¡Era lo se hacía! España tenía también un régimen de partido único y los arquitectos afectos al régimen hacían cosas muy parecidas a los de Nuevo Belgrado. En Barcelona, Guineueta o Bellvitge. En Madrid, Orcasitas, San Blas o Usera. Las intenciones de todos ellos, comunistas o capitalistas, podían ser buenas, pero cuando los planteamientos son simplistas o parciales, la arquitectura así producida no merece el más mínimo respeto. Es simplemente deleznable. El gran problema de la arquitectura comunista es que, en vez de dejar que "el pueblo" siguiera haciendo sus casas colectivamente, como las habían hecho durante siglos, encontró en la tiranía totalitaria del sistema del partido único el mejor caldo de cultivo para hacer realidad las locuras de los arquitectos occidentales de vanguardia. Cuando la arquitectura olvida su complejidad y arrincona los "tipos arquitectónicos" y los modos de producción que ha ido decantando la historia, para producirse sin embargo en torno a dos o tres ideas más o menos razonables, como lo del microdistrito o la salubridad en general, su degradación es solo comparable a su éxito político. Eso sí, con tres o cuatro de esas ideas se monta un perfecto aparato publicitario capaz de convencer a cualquier político tan inculto como bienintencionado. Y por supuesto, una eficaz propaganda para tener contentos a los pobres proletarios ávidos de un mínimo espacio privado donde poder vivir.

Lo cierto es que las extrapolaciones no son fáciles y menos ahora, porque la planificación urbana comunista se hacía sobre propiedad estatal exenta de especulación. Lo que no quiere decir que no estuviera sujeta a otro tipo de recalificaciones, como recuerda Prokopljevic: "Al lado de Trieste, se construyó una ciudad socialista nueva desde los años 40, se llamó Nova Gorica, y en la montaña se escribió el nombre de Tito en letras gigantescas en homenaje al marsical. El problema fue que con la crisis de los 80, la ciudad se convirtió en un puticlub con casinos para turistas italianos".

Onolon Buena (Konrad Lembcke/Flickr)

Imagen de portada: James Emery/Flickr

"Es intrusismo": la polémica tras la exposición sobre Da Vinci del presentador de Pasapalabra

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No ha caído bien la última exposición del Palacio de las Alhajas organizada bajo el paraguas de la BNE por la empresa Iniciativas y Exposiciones. “Leonardo da Vinci, los rostros del genio” está comisariada por Christian Gálvez, el presentador de Pasapalabra, que es, según la web de la expo, “experto mundial en la figura de Leonardo da Vinci”, figura que vivirá el V Centenario de su muerte en 2019 y ocasión para la que distintas instituciones de todo el mundo ya están preparando distintos trabajos.

De cuadros falsos y partners dudosos

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Gálvez lleva, según cuenta, nueve años estudiando de cerca la figura del famoso artista florentino. Para corroborarlo debemos echar mano de su “Trilogía Crónicas del Renacimiento”, compuesta de dos libros de ficción inspiradas en una base histórica (al estilo de las novelas de Dan Brown) y un tercer libro ensayístico, Leonardo da Vinci cara a cara, de recién publicación por Penguin Random House como introducción a la exposición que ahora comisaria el presentador y de la que la casa editorial es partner oficial.

Mediaset España también colabora con este proyecto. La entrada son 14.50 euros y todos los beneficios que recaude el presentador por la muestra irán donar a la Federación Española de Enfermedades Raras, aunque no los de los libros que venda a raíz de esta exposición.

Dl U421909 010

El Comité Español de Historia del Arte (CEHA), entidad que agrupa a más de 500 catedráticos historiadores, se ha sentido tan violentado por la propuesta de Gálvez que han publicado una carta de queja en su página web. El reproche va dirigido a Ana Santos, la directora de la Biblioteca Nacional y la institución bajo la que se ha constituido la exposición. A Los rostros del genio le acompañará Madrid I y Madrid II, la exhibición de los dos únicos códices de Da Vinci con los que contamos en España y de cuya presentación al público se ha encargado Elisa Ruiz, catedrática y eminencia nacional sobre los escritos del pintor.

El profesor Benito Navarrete y el resto de compañeros de CEHA no tienen problema con la muestra de Elisa Ruiz, pero sí con la de Gálvez. Reprochan que una institución pública no debería permitir el instrusismo laboral, más cuando “se ha difundido una imagen de gran exposición que no se corresponde con la realidad”. Que alienta más una visión fantasiosa y mitológica del artista propia de la literatura del s. XIX que de la más terrenal de la que se sabe ahora gracias al trabajo de historiadores como Ruiz.

Lo más grave no sería la pobreza de los materiales seleccionados, sino la pura distorsión de la verdad en favor de los intereses económicos. Gálvez ha seleccionado un presunto autorretrato de Da Vinci, Tavola Lucana, de cuya autoría dudan todos los expertos. Todos salvo uno: su descubridor el profesor de historia medieval Nicola Barbatelli, que lo encontró en 2009.

En el libro de ensayo de recién publicación, el presentador de Pasapalabra se atreve a apoyar la credibilidad de este cuadro que ahora expone, al contrario que el resto de colegas del ramo, pero, como apunta el profesor Navarrete, Gálvez da el visto bueno de este cuadro en un libro en el que no se menciona ni una vez los estudios más contrastados sobre el personaje renacentista.

La Biblioteca Nacional se ha pronunciado sólo para difundir las buenas cifras de asistencia que está teniendo Los rostros del genio y recordar que el trabajo de la historiadora Elisa Ruiz también estará disponible en la misma muestra.

La divulgación contra el rigor

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La polémica ha avivado después de un cruce de declaraciones de dos de sus protagonistas. Gálvez se ha defendido de los reproches de los historiadores. “Soy comunicador y divulgador, no investigador de arte. No pretendo sentar cátedra sobre nada, habrá gente que quiera pagar la entrada y habrá gente que no y ya está, no hay más", recoge El País, cosa que choca con el refuerzo constante desde la web de la expo de su preparación y los múltiples títulos que ostenta.

También ha asegurado que su propuesta cuenta con el asesoramiento y el respaldo de catedráticos, entre ellos el de Elisa Ruiz. Pero Ruiz ha respondido afirmando que el caso es totalmente el contrario. Que cuando supo que Gálvez estaría implicado presentó su dimisión (aunque luego continuó participando por las presiones de la Biblioteca Nacional) y que después de una serie de emails las desavenencias entre ellos dos fue tal que Ruiz puso como condición no tener que volver a hablar con el actor.

Se trata de un nuevo caso de la colisión de las labores científicas y pedagógicas y la viabilidad económica de cualquier producto cultural. Para los historiadores es un problema que la Biblioteca Nacional, uno de los espacios públicos donde ellos pueden realizar su actividad, ceda a una visión comercial y falsaria de la divulgación al público. Puede que Gálvez atraiga a mucha más gente que los profesionales más prestigiosos, pero a cambio se sacrifica la credibilidad y se pone en peligro la autoridad propia de estas instituciones cuya función pública no es otra que la generación y difusión del conocimiento.

¿Y qué valoración le causará al público esta muestra?

Leonardo Da Vinci Cara A Cara Christian Galvez Portada Up

Podemos echar mano de las opiniones de los lectores de Leonardo da Vinci -cara a cara- en la web de Amazon, donde tiene tres estrellas y media. Mientras unos lo odian, otros lo aman.

Para RFOG el documento es una “pérdida de tiempo” en el que no se cuenta absolutamente nada que no se sepa ya sobre el personaje con el agravante de que Gálvez haya aplicado análisis morfopsicológicos sobre Da Vinci a raíz de las supuestas imágenes de Leonardo. Es decir, que ha “analizado” al genio mediante la frenología de nuestros días. Para María, sin embargo, que acaba de empezar el libro, tiene buena pinta. “Christian lo ha vuelto a clavar. Felicidades¡¡¡¡”.


La evolución histórica de las lenguas indoeuropeas, explicada en un magnífico mapa animado

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La evolución histórica de las lenguas indoeuropeas, explicada en un magnífico mapa animado

Pese a la ausencia de fuentes escritas, el protoindoeuropeo (PIE) es una de los idiomas prehistóricos mejor conocidos por la investigación lingüística. Se tiene constancia de su existencia desde hace siglos, aunque no fue hasta el siglo XIX cuando su forma se fijó y nuestro conocimiento sobre el germen de la mayor familia de lenguas del planeta se expandió. Hoy, desde la India hasta Chile, 3.200 millones de hablantes le deben su lengua.

Su proceso de conquista ha sido larguísimo, desarrollado a lo largo de miles de años. Y también muy cambiante. Allí donde hoy damos por hecho que siempre se ha hablado la misma lengua, como Italia, Francia o Reino Unido hubo antes otras, no siempre indoeuropeas. El ejemplo más nítido de este proceso es la península ibérica, donde sólo la llegada de los romanos borró para siempre el legado de sus idiomas no indoeuropeos (con la notable excepción del euskera).

Como siempre, la mejor forma de entender procesos tan prolongados a lo largo de la historia es mediante un mapa. En este caso, uno animado que recorre las veleidades idiomáticas del continente europeo desde aproximadamente el año 500 AC hasta la Baja Edad Media, en torno al 1300 DC. Cada familia indoeuropea se colorea de forma distinta, de tal modo que es más sencillo comprender cómo cambiaron las fronteras lingüísticas de Europa.

GIF animado

¿Qué nos cuenta el mapa? Que las presiones migratorias han definido la historia de las lenguas indoeuropeas. El Imperio Romano sirvió de catalizador para impulsar las lenguas romances en espacios donde antaño se hablaban o bien otras familias indoeuropeas (como la celta) o bien lenguas no relacionadas con el PIE. Los hoy territorios de España, Grecia o Turquía conocieron idiomas extraños como el íbero, el urarteo o el minoico, aún hoy misteriosos.

Incluso tras su periodo de asentamiento y dominio, muchas lenguas indoeuropeas se vieron sometidas a crisis políticas o demográficas. En la península ibérica el árabe y otras lenguas semíticas ganaron una enorme preponderancia durante los primeros siglos del Emirato y el Califato de Córdoba. En el Este de Europa, la permanente oleada de migraciones asiáticas trajo lenguas urálicas como el húngaro o el finlandés.

GIF animado

Estos cambios reciente se sucedieron bien entrada la Edad Media e incluso la Edad Moderna, cuando parte de los estados de Europa Occidental ya habían quedado fijados en torno a, al menos, un puñado de lenguas hermanas (las variantes cisalpinas e italo-dálmatas de Italia, las lenguas íberas de España y Portugal, las del Oil y occitanas de Francia). Las grandes oleadas eslavas o húngaras se dan en torno al 700 u 800 DC.

La hipótesis más aceptada sobre el origen del PIE lo ubica en las estepas centroasiáticas y hoy rusas, y su migración fue descomunal. Una rama de la lengua (con características fonéticas y gramaticales radicalmente distintas a las familias europeas) pervive hoy tanto en la India como en Irán (el persa), contabilizando millones y millones de hablantes (que no aparecen en este mapa animado).

La otra entró al continente por el este e introdujo no sólo su lengua, poco a poco disgregada del PIE, sino también sus costumbres, culturas y religiones prehistóricas. De ahí que tan tarde como el año 500 AC (cuando civilizaciones como la persa, la china o la egipcia ya se habían desarrollado en plenitud) los idiomas indoeuropeos aún no se hubieran introducido en el oeste europeo. Lo harían primero los celtas, en su gran oleada migratoria, y a ellos les debemos aún hoy un puñado de pequeñas lenguas.

Sea como fuere, lo que el mapa revela es lo profundamente apasionante de la historia lingüística de las familias indoeuropeas, y los numerosos vaivenes que configuran, hoy, el diverso lienzo idiomático de Europa.

Ano 700 Llegan los celtas.
Ano 100 Y también los romanos a la península ibérica.
Ano Dc 200 En su punto álgido, Roma legó una lengua de la que nacerían posteriormente el francés, el italiano y el español.
Ano Dc 700 Para el año 700 DC las lenguas romances se habían fragmentado, mientras el griego se había expandido por la Anatolia y los balcanes. Las migraciones eslavas seguían su rumbo, así como la expansión germánica en el norte.
Ano Dc 900 Las lenguas germánicas comienzan a aparecer en Reino Unido, por medio de las invasiones vikingas y las migraciones frisias y anglo-sajonas. En la península ibérica la entrada de la cultura árabe provoca un retroceso de las lenguas indoeuropeas, mientras en el centro de Europa aparece, como una isla blanca, el húngaro. Directo desde los Urales.
Ano Dc 1300 Y a la altura del 1300, las familias lingüísticas ya estaban fijadas.

Ni los Beatles, ni el rock, ni nada: según un estudio, lo más influyente de los últimos 50 años es el rap

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Ni los Beatles, ni el rock, ni nada: según un estudio, lo más influyente de los últimos 50 años es el rap

La historia se ha venido estudiando por expertos. Tanto en el arte como en las ciencias naturales o sociales, gracias a profesionales que detectan los cambios en el ámbito social cultural con más interpretación que hechos. Es decir, de forma cualitativa pero no cuantitativa. La aparición de los datos, el fácil acceso a los mismos y las herramientas para indexarlos e interpretarlos de forma generalizada va a ayudar a dar precisión a la mirada histórica en muchos ámbitos. Los investigadores Matthias Mauch, Robert M. MacCallum, Mark Levy y Armand M. Leroi han optado por arrancarse con la música.

En su paper The evolution of popular music: USA 1960–2010 comentan que, por primera vez, han analizado de forma general la evolución de las listas semanales de los 100 mayores éxitos de Billboard en esos 40 años (es decir, 17.000 canciones) para probar las distintas teorías sobre la música popular que desde hace años tomamos como ciertas. Sus datos sólo les permiten auscultar lo ocurrido dentro del mainstream, pero es una base tan amplia que ayuda a “demostrar las tendencias cuantitativas en sus propiedades armónicas y timbrales” de la música.

Rsos150081f02 Cambios armónicos y timbrales. Fuente: The evolution of popular music: USA 1960–2010

He aquí la segmentación de las diferentes canciones analizadas. El acorde de séptima mayor (H1) es el típico de música como blues y jazz, séptima menor (H3) el del funky y dance setentero, y “sin acordes” (H5) es básicamente el rap. Así que sí, puede percibirse cómo ha ido decayendo el interés por la música al estilo B.B. King o Nat ‘King’ Cole o cómo llegaron, dominaron y se fueron bandas como Chic o Sly & the Family Stone. Los acordes graduales, la figura H6, son en general los que más se empleaban por el rock de masas. La parte timbral es igualmente identificable: el sonido rock (T5) está de retirada, mientras la energética (T3) sigue todavía viviendo su gran momento.

Rsos150081f03 La vida de cada género musical. Fuente: The evolution of popular music: USA 1960–2010

¿Y cómo está evolucionando la música? Uno de los temores y lugares comunes más extendidos es que la música se está homogeneizando. Dado que se está analizando el Billboard, los sonidos más populares de cada era, estos datos son perfectos para contrastarlo. Viendo las variaciones de uso de diversos acordes y ritmos, los expertos nos aseguran que no hay de qué preocuparse, la variedad de la música está más que garantizada. Eso sí, gracias a los tres grandes momentos de cambio, se ve que hay géneros que irrumpen con fuerza en un breve espacio de tiempo y tienden a marcar un tiempo más amplio de estatismo sonoro.

Rsos150081f05 Las tres revoluciones. Fuente: The evolution of popular music: USA 1960–2010

Ha habido tres grandes revoluciones que han llevado consigo la contracción del resto de géneros. En 1964 y con la invasión británica (The Beatles) arrancó la era del pop. En 1983 se percibe el surgimiento del rock. En 1991 comienza a nivel estadístico (que no histórico) la era dorada del rap, que es, según los datos recopilados por el equipo de la investigación, la revolución musical más importante de la historia del siglo XX y cuyo reinado continúa vigente hoy en día. Ni los Beatles, ni Bruce Springsteen, ni AC/DC, ni nada. Si tuviésemos que resumirlo todo a un único género, lo influyente que jamás ha existido es el rap. Y a continuación, la primera canción en colarse en el número 1 de este top:

Los estudiantes de Ghana han conseguido que se retire una estatua de Gandhi por su pasado racista

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Los estudiantes de Ghana han conseguido que se retire una estatua de Gandhi por su pasado racista

La Universidad de Ghana, la más longeva e importante del país, acaba de deshacerse de un símbolo que, según los estudiantes, discrimina y humilla a todos los africanos y su lucha por la igualdad. La estatua se había instalado dos años atrás, y representa a Mahatma Gandhi.

#Dumpgandhi y #Gandhimustfall: los hashtags que representan esta lucha que lleva más de dos años en activo en varios territorios (aquí otra petición, para quitar una estatua de Gandhi, en Malawi, aquí imágenes de otra estatua en Johannesburgo que fue atacada con pintura blanca). Gandhi buscó durante toda su vida la liberación del pueblo indio del yugo británico, pero al menos durante sus primeros años de vida su mirada y actitud política en África fue igual de racista que la del enemigo que quería vencer.

Los años en Sudáfrica: entre 1891 y 1893 Gandhi se licenció en Derecho en el College de Londres, y entre 1893 y 1915 fue parte de los 150.000 indios que vivían en la África colonizada por los ingleses. Su principal objetivo fue que las autoridades respetasen a los indios igual que a los ingleses, aunque no tenía la misma comprensión por los esclavos africanos. Sabemos de sus opiniones gracias a sus publicaciones en el Indian Opinion, que fundó en 1904. Allí, y según documentos difundidos por los historiadores, llamó en varias ocasiones “kaffir” (negrata) a los autóctonos, que

Sólo están un grado por encima de los animales.

Cuya única preocupación según él era la de

Cazar, y su única ambición es recolectar ganado para comprar una esposa y luego morir en indolencia.

O también que

Los indios no tenemos danzas bélicas, ni bebemos cerveza kaffir.

Segregación sí, de indios no: lo que le preocupaba es que los indios y los negros se mezclasen. Por ejemplo, pidió que un suburbio insalubre llamado "Coolie Location", donde vivían muchos africanos junto con indios, le fuese entregado en exclusiva a los indios. Cuenta la leyenda que la consternación le llegó en 1893 en forma de anécdota que marcaría su vida. Gandhi, proveniente de una casta privilegiada, recién titulado abogado, fue expulsado en un viaje a Durbán de su billete de primera clase por el revisor, blanco, que con el beneplácito del resto de ricos pasajeros le mandó a tercera clase con el resto de indios y negros.

El buen sirviente inglés: pero su peor actuación en Sudáfrica tuvo lugar en 1906, durante el levantamiento de los zulúes de Bambatha contra el gobierno colonial británico. Después de que los británicos matasen a 4.000 zulúes en represión por la muerte de dos generales coloniales, Gandhi pidió a los suyos que apoyasen a los ingleses durante la guerra para legitimar sus reclamos de plena ciudadanía. Los británicos no permitieron que los indios tuviesen puestos como oficiales, pero sí terminaron actuando como camilleros y otros puestos similartes. En sus textos Gandhi insistía en la herencia aria de los indios, los puentes indoeuropeos que unían estas culturas, excluyendo a los africanos de la ecuación.

El otro Gandhi: durante estos años sus opiniones sobre los negros eran un tanto contradictorias, apoyando a veces la igualdad de los pueblos, pero está claro que Gandhi no hizo demasiado por la liberación del pueblo africano. A estas sombras se le añaden otras, como su insistencia en el mantenimiento del sistema de castas (creía en la integración social de los “intocables”, pero también creía que los dalit deberían seguir recogiendo los excrementos y la basura de los bráhmanas), el boicot a las conquistas sociales de los dalit o su misoginia con respecto a las mujeres a su alrededor.

Y a vueltas con el Nobel de la Paz: son todos estos argumentos, pero especialmente los concernientes a su actuación en Sudáfrica, lo que los académicos del Nóbel argumentan como razones para no haberle otorgado el galardón en ninguna de las cinco ocasiones en las que ha sido nominado, ya que les parecía que manifestaba “sentimientos divididos”. Pero también, como recordarán muchos lectores, podríamos recriminar políticas contradictorias a Henry Kissinger o a Barack Obama.

La resistencia de los hombres lobo nazis: cuando Hitler recurrió desesperadamente a la mitología

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La resistencia de los hombres lobo nazis: cuando Hitler recurrió desesperadamente a la mitología

Disfruta de la guerra, porque después vendrá la paz.

La frase recorría las cuatro esquinas de Alemania durante los compases finales de la Segunda Guerra Mundial. La ciudadanía alemana había pasado de puntillas por encima del conflicto. Adolf Hitler no quería que se repitieran los hechos de 1918, cuando el aislamiento, el hambre y la inestabilidad interna dinamitaron mitológicamente cualquier capacidad de negociación de Alemania imperial. La guerra debía ser un camino de rosas.

Y en gran medida lo fue. Siete millones de trabajadores esclavos fueron arrastrados a los centros de producción alemanes, y centenares de miles de alemanes étnicos habían recuperado sus tierras y posesiones (incluidas aquellas que no les pertenecían) a lo largo y ancho del Este de Europa. Cuando la paz (es decir, la derrota) llegara, también lo harían las represalias, las deportaciones masivas y las expropiaciones.

Del terrible sino de los alemanes al cabo de la Segunda Guerra Mundial da buena cuenta Giles MacDonogh en Después del Reich. 14 millones fueron trasladados forzosamente de sus territorios históricos en Bohemia, Hungría y Rumanía al interior de una Alemania que no conocían ni habían habitado antes; muchos otros sufrieron la salvaje represión del Ejército Rojo; y unos pocos terminaron en campos de concentración organizados por milicias polacas.

La élite nazi era muy consciente de los peligros que acechaban a la vuelta de la esquina. En un orden moral y social totalmente destruido, no habría límites a la persecución de propios y ajenos. De ahí que el alto mando nazi tratara de limitar los avances aliados en el interior de Alemania, al tiempo de mantener alta la moral del frente interno. En pleno éxtasis nacionalista, Hitler y Joeseph Goebbels llegaron a una idea radical: los hombres lobo.

Un mito para resistir al caos

Es bien conocida la fascinación de los nazis por los sucesos paranormales, la mitología arqueológica y la leyenda folclórica. El nacionalismo germano había alimentado durante todo un siglo los mitos comunes sobre la naturaleza mística del territorio. Los bosques, las montañas, los ríos eran objetos de admiración y exaltación por sí mismos. El pensamiento romántico, de forma natural, extendía aquel idilio paisajístico al folclore del pueblo alemán.

Libro Durante la guerra, la maquinaria nazi reeditó el libro de Hermann Löns a su modo. En este ejemplar, ilustrado, se aprecia el símbolo de la organización "Werwolf" en el cielo, y el héroe de Löns acude a su llamado patriótico.

Y en él había toda suerte de criaturas fascinantes y alucinantes, como los hombres lobo o los vampiros. En el carácter irracional y emocional del romanticismo tenían sentido, porque forjaba una identidad común a través de las leyendas ancestrales y populacheras. Los nazis asimilaron este ideario en la construcción de su nacionalismo hiperexaltados, y sumaron la particular extravagancia de Hitler a un cóctel explosivo.

De ahí que parte del attrezzo nazi dependiera de búsquedas arqueológicas imposibles, o de referencias místicas relacionadas con la astrología o lo monstruoso. De todo ello da buena cuenta Eric Kurlander en su libro Hitler's Monsters: A Supernatural History of the Third Reich. Naturalmente, Joeseph Goebbels encontró una mina propagandística en el pastiche legendario de la ideología nazi, y se sirvió de ella para llamar a la resistencia en los duros meses de 1945.

A la altura de marzo de aquel año todo estaba perdido. El Ejército Rojo entraría en Berlín apenas dos meses más tarde. La mayor parte del alto mando militar era plenamente consciente de la futilidad de la guerra. Alemania la había perdido, lo aceptara Hitler o no (no). Goebbels, sin embargo, tenía otras ideas: creía que la resistencia al bolchevique y al anglo-americano podía llegar desde el noble espíritu del pueblo alemán, puro y casto.

Goebbels 2 Goebbels en 1930. (Commons)

Animar aquel espectro requería de figuras poderosas que pudieran caldear las almas. Para ello, en un discurso radiofónico muy comentado por la prensa occidental, recurrió al hombre lobo. En él llamaba a una resistencia total por parte de la ciudadanía alemana, un boicot interno y permanente a la ocupación aliada que recordaba al demencial plan de los 100 millones de muertos elaborado por las facciones más irredentas del Ejército Japonés.

La ocurrencia de Goebbels permeó a todo el aparato de propaganda alemán durante los meses finales del III Reich. En un teletipo elaborado por uno de sus ayudantes más próximos, Werner Naumann, el gobierno nazi llamaba a "los guerreros más activos de nuestro pueblo", y defendía la necesidad de una resistencia de "hombres lobo" para mantener viva la llama del proyecto nacionalsocialista y combatir hasta el final por el Führer.

Para entonces, el desencanto en gran parte del aparato nazi (y de la Wehrmacht) era generalizado. Hitler había tenido que recurrir a tropas adolescentes para sostener la defensa de bastiones tan importantes como Berlín, ante la escasez de hombres adultos vivos capaces de plantear batalla. Naummann rebatió en el teletipo todas las críticas que algunos disidentes habían manifestado del discurso de Goebbels, apuntalando la idea de una "resistencia".

Los auténticos planes militares

Lo paradójico de la palabra utilizada por Goebbels ("Werwolf") fue que un año antes las SS ya habían puesto en marcha un plan militar más o menos práctico con el mismo nombre ("Unternehmen Werwolf", Operación Hombre Lobo). La idea provenía de Heinrich Himmler, y buscaba infiltrar comandos militares más allá de las líneas enemigas con objeto de realizar operaciones de sabotaje y saqueo y de intimidar al alto mando aliado.

Nazis Hans-Adolf Prützmann junto a Himmler. Fue uno de los encargados de desarrollar el plan de los hombres lobo.

La ocurrencia de Himmler provenía de una novela publicada en 1910 por Hermann Löns, afamado poeta sajón, titulada Der Wehrwolf. Ambientada en la terrorífica Guerra de los 30 años (los territorios alemanes contabilizaron más de siete millones de muertos a lo largo de tres décadas de intenso conflicto y saqueo por parte de ejércitos mercenarios), narraba la historia de un campesino (Harm Wulf) cuya familia había sido aniquilada por milicias extranjeras (y sus posesiones arrasadas).

Wulf organizaba entonces una suerte de grupo de autodefensa local en el que llegaría a congregar a un centenar de vecinos de la Baja Sajonia. Juntos iniciaban una búsqueda, captura y sádica ejecución de los soldados que atormentaban al buen campesinado. La parábola del justo y digno alemán, capaz de hacer lo que el deber obliga cuando el extranjero acude a la destrucción de su mundo, encandiló a los nazis en los años 30.

El libro se vendió a espuertas, espoleado por el régimen nazi, y sirvió de inspiración a las SS cuando imaginaron la Operación Hombre Lobo. El alcance logístico y práctico de aquel plan es incierto, no obstante. Se desconoce el número real de comandos operativos tanto dentro como fuera de Alemania, y aunque algunos investigadores les han atribuido algunas acciones de sabotaje o asesinato, es dudoso siquiera que llegaran a abatir a algún soldado americano.

Himmler In Ss Truppenubungsplatz Heidelager Himmler visitando el campo de concentración de Heidelager. (Commons)

Los hombres lobo nazi sí que elaboraron una cosmovisión personal que intrigaría a los ejércitos aliados. Tenían su propia bandera y símbolo (una suerte de esvástica mal dibujada, como narraría más tarde un soldado estadounidense), y sí se conoce de algunos grupos medianamente organizados que albergaban armas y explosivos en localizaciones remotas o túneles subterráneos. Algunos, al entregarse a los aliados, se declaraban hombres lobo.ç

Es algo que los nazis habían alentado en otras partes de Europa. La ocupación soviética del Este de Europa y el avance comunista en los Balcanes motivó que algunos grupos paramilitares se organizaran en forma de milicias erráticas que, al modo partisano, luchara al enemigo tras sus líneas. Los Domobranci eslovenos, los Čorny Kot bielorrusos o las fraternidades anti-comunistas bálticas son algunos ejemplos. Su enfoque y naturaleza distaba, sin embargo, del puro carácter guerrillero de la Operación Hombre Lobo.

En teoría, los grupos funcionarían de forma autónoma y buscarían entorpecer y retrasar las operaciones aliadas, mucho antes que ganar la guerra mediante tácticas de guerrilla. Una suerte de Malditos Bastardos pero desde el otro lado de la barrera, con especial ahínco en las actividades en el interior de Alemania. De todo ello da cuenta el historiador Perry Biddiscombe en su libro Werwolf! The History of the National Socialist Guerrilla Movement, 1944-46.

Berlin Berlín no podía (y no pudo) resistir. (Commons)

Biddiscombe es más optimista que otros historiadores (como Antony Beevor o Earl F. Ziemke) en los logros del movimiento guerrillero, y extiende sus actividades de resistencia hasta 1947, más allá del fin del conflicto. De nuevo, es difícil entregar a los hombres lobo tanto protagonismo. Lo precario del plan, la ausencia de una cadena de órdenes bien estructurada y la ausencia de material (muy especialmente) lo llevaron a la irrelevancia práctica.

La desesperación y el fanatismo

Lo que no significa que las tropas aliadas no estuvieran al tanto de sus actividades (espectrales o no), o de que Goebbels y sus compañeros no fueran conscientes del potencial ideológico de la operación. A partir de entonces la confusión fue total: Goebbels imaginaba a un pueblo alemán partisano y en armas, como en la novela de Löns, que convirtiera en una pesadilla la ocupación enemiga; las SS simplemente querían ganar tiempo, de forma precaria y tiempo.

La Operación Hombre Lobo distaba de la narrativa planteada por Goebbels, pero compartía un fondo común a los últimos y desesperados movimientos nazis: ganar tanto tiempo como fuera necesario para asegurar los términos de una paz más benevolentes, e incluso asumibles para el régimen nazi. Con un frente en absoluto hundimiento y ante la cercanía del Ejército Rojo, la Alemania de Hitler llegaba a su fin. Cualquier idea, entonces, parecía buena.

Goebbels Goebbels en marzo de 1945, mes de su discurso sobre los hombres lobo, condecorando a un joven soldado nazi. (Commons)

Lo que Goebbels y Hitler decidieron pasar por alto (por puro fanatismo: la escena memética de El Hundimiento explica muy bien hasta qué punto la élite nazi jamás estuvo en condiciones de asumir la derrota, ni siquiera con los soviéticos tomando los arrabales de Berlín) era que Stalin, Churchill y Roosevelt habían pactado llegar hasta el final. La Primera Guerra Mundial no se repetiría. Alemania caería, y el régimen nazi sería destruido.

En aquella Europa que se caía a pedazos, la posibilidad de unos hombres lobo mitológicos transformados en nobles partisanos no resultaba del todo irreverente. Sólo en aquel magma de absoluta demolición de la civilización ideas tan estrambóticas como las de Goebbels podían servir de herramienta propagandística. Durante un breve periodo de tiempo, la Alemania nazi se agarró al mito del hombre lobo como un clavo ardiendo para asegurar su futuro.

La leyenda, sin embargo, no resistió el más mínimo contacto con la realidad.

Cómo Alfonso XIII se convirtió en el primer gran promotor de cine porno en España

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Cómo Alfonso XIII se convirtió en el primer gran promotor de cine porno en España

Durante años, la vida de Ramón de Baños Martínez transcurrió entre las noches calurosas de Belem do Gran Pará (Brasil) y las plantaciones de caucho que se repartían siguiendo el curso del Amazonas y sus afluentes Xingú y Tapajós. Hasta allí se había trasladado en julio de 1911 animado por el indiano Joaquín Llopis con su cámara a cuestas para rodar documentales.

De vuelta a Barcelona y acompañado por su hermano Ricardo, la lente de su objetivo captaba escenas bien distintas a las que había contemplado a orillas del río que mana en Arequipa y muere miles de kilómetros al Este, en las aguas del Atlántico: carnosas prostitutas del Raval barcelonés fornicando con chulos escogidos tras una ronda de castings a la que Ramón y Ricardo (curtidos en mil rodajes) asistían con las manos sudorosas y una comezón en la boca del estómago.

Provistos de semejante elenco, los hermanos Baños rodaron a comienzos del siglo XX todo tipo de escenas subidas de tono. Hacia los años 1920 grabaron secuencias de sexo en confesionarios, donde falsos párrocos abusaban de la confianza de sus feligresas. También en decorados que emulaban ser despachos de ministros que recibían a compungidas esposas dispuestas a suplicar a cambio de un empleo para sus maridos.

Incluso habían dispuesto atrezzo para reproducir la consulta de un ginecólogo que no dudaba en propasarse con sus enfermas. Todo un repertorio de lo más casposo, rancio y machista de los tópicos del cine pornográfico.

Alfonso Xiii Cortada

Pasado un siglo, el periplo de Ramón por Sudamérica quedaría como una anotación exótica, una pizca de color en la biografía de uno de los pioneros del celuloide en España. Las escenas para adultos se convertirían sin embargo en parte destacada de la historia cinematográfica y de la pornografía. Lo más curioso es que los hermanos Baños llegaron a la filmografía sicalíptica por azar. Mejor dicho, arribaron a la industria de los filmes X por su condición de súbditos de la Corona española.

Al fin y al cabo quien había ideado, encargado e incluso escrito el guion de las escenas porno a las que daban forma Ricardo y Ramón era el mismísimo Alfonso León Fernando María Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo-Lorena. Para abreviar, el rey Alfonso XIII.

Rey y guionista de cine porno

Por más que a lo largo del último siglo se haya intentado desdibujar su estela, Alfonso XIII jugó un papel crucial en la llegada de la pornografía a España.

PornHub, XHamster, Xvideos, RedTube y por supuesto el elenco patrio de estrellas, de Nacho Vidal a Amarna Miller pasando Jordi Niño Polla, deben bastante al bisabuelo del actual monarca. Afines y contrarios reconocen hoy que "el exiliado" o "el piernecitas", apodos que se ganó por abandonar España tras la victoria de los republicanos en los comicios municipales de abril de 1931 (el primero) y sus esqueléticas patas de alfeñique (el segundo), es el gran precursor del cine X español.

Ramon De Banos Ramón de Baños.

La afición de Alfonso XIII por los escarceos amorosos era de dominio público incluso durante los años en los que el monarca gobernó España. Durante cierta etapa de su vida llegó incluso a simultanear dos familias: la real (en el sentido más amplio de la palabra) y la morganática. La primera la formó con la princesa Victoria Eugenia de Battenberg, quien se convirtió en madre de seis de sus hijos. La segunda, con la actriz Carmen Ruiz Moragas, de cuya relación salieron dos retoños: María Teresa y Leandro Alfonso.

Los devaneos sexuales no eran suficiente sin embargo para Alfonso XIII, gran aficionado también al erotismo y el cine porno. Quizás cansado de tener que importar películas extranjeras con argumentos poco castizos, hacia mediados de la segunda década del siglo XX (y contraviniendo el famoso "¡Que inventen ellos!" de Miguel de Unamuno) decidió innovar y rodar en territorio patrio las primeras películas conocidas del cine porno español.

Para dar forma a semejante empresa recurrió a un intermediario de su confianza: el conde de Romanones, respetado prócer, aristócrata a tiempo completo... Y apoderado del primer productor de cine X nacional en sus ratos libres.

Escena De El Confesor Rodada Por Los Hermanos Banos Por Encargo De Alfonso Xiii

Los escogidos para rodar las películas fueron los hermanos Baños, dos jóvenes catalanes que destacaban en la industria del cine mudo de comienzos del XX. El mayor de los Baños, Ricardo, había aprendido el oficio en la casa Gaumont de París e impulsado con Albert Marro la productora Hispano Films. Años después se aliaría con Ramón para apostar por una nueva firma con la que rodaron las películas pornográficas encargadas por Alfonso XIII. El nombre de la compañía no deja lugar a equívocos: Royal Films.

Entre mediados de la segunda y tercera década del siglo XX los Baños se dedicaron a plasmar en cintas las fantasías más íntimas del monarca Borbón. Se dice que los argumentos y guiones de las películas los elaboraba el mismísimo Alfonso, tal vez entre sus idas y venidas de la casa de Ruiz Moragas al palacio que compartía con Eugenia Cristina.

La herencia del peculiar interés real

De la producción pornográfica de los hermanos Baños se conservan tres películas, aunque algunos autores especulan con la idea de que el número de obras con prostitutas pudo ser bastante mayor. Los títulos no son tan explícitos como el contenido de las cintas, pero dan alas a la imaginación: El confesor, Consultorio de señoras y El ministro. En todas se muestran a mujeres muy alejadas de los patrones de belleza de principios del siglo XXI.

Las cintas encargadas por Alfonso XIII se rodaron en Barcelona apenas una década después de que Eugène Pirou y Alerbt Krichner (Léar) empezasen a hacer sus pinitos en el cine erótico o de las producciones mudas francesas y sudamericanas. El Sartorio, por ejemplo, el primer film conocido que muestra planos explícitos de genitales, se produjo hacia 1907 en Argentina.

Escena De La Pelicula Sicaliptica Francesa Le Coucher De La Mariee

Alfonso XIII no solo encargaba sus propias películas pornográficas. En el Palacio Real mandó habilitar una sala en la que proyectaba sus grabaciones. No era extraño que el monarca invitase a amigos a los exclusivos pases de sus filmes. Su confianza en los hermanos Baños estaba más que justificada. Por si el talento y fama de los cineastas catalanes no fuesen credenciales suficientes, suyas eran también las filmaciones de los desfiles de Alfonso XIII y los lances familiares de los Borbón con los que más tarde se elaboraban películas propagandísticas sobre la Corona.

Durante sus años de exiliado, Alfonso XIII protagonizaría una anécdota que da buena idea de su gusto por el celuloide y por las escenas calentorras. En el libro Adiós a Hollywood con un beso, Anita Loos relata una anécdota reveladora sobre el monarca. Según la escritora, cuando el Borbón visitó la meca del cine se empeñó en conocer a Roscoe (Fatty) Arbuckle, un actor que se había hecho muy popular por los papeles cómicos que interpretaba en producciones mudas.

Ante la insistencia de Alfonso XIII, su anfitrión tuvo que explicarle que "Fatty" (apodo que se había ganado por su tripa prominente) estaba apartado de la industria cinematográfica a raíz del "escándalo Arbuckle". El comediante había sido juzgado por la muerte de una joven actriz (Virginia Rappe), a la que supuestamente había violado de forma salvaje con una botella de champán o un trozo de hielo afilado. Aunque Arbuckle fue absuelto en 1922, el caso dio lugar a uno de los primeros juicio sensacionalistas de Hollywood.

Porno Dos Alfonso

Al escuchar la historia (según la versión de Loos) Alfonso habría exclamado: "Vaya, qué injusticia. ¡Si eso le podía haber pasado a cualquiera!".

Al tesoro porno de Alfonso XIII se le perdió la pista durante décadas hasta que apareció en un convento valenciano. Las cintas se restauraron en 1991 y se conservan en la filmoteca de la comunidad. En su catálogo (disponible para consultas online) las películas se datan en la década de 1920 y se reseña que su dirección corrió a cargo de Ramón Baños. Quienes quieran ver con sus propios ojos fragmentos de las películas X encargadas por el bisabuelo del actual rey, pueden hacerlo sin embargo a través de diferentes webs.

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